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Reportaje:

Esa extraña sensación

La formación del nuevo Gobierno de Chaves sobrevoló la segunda parte de la sesión de investidura

Comenzó Manuel Chaves los sucesivos turnos de réplica en la segunda parte de su investidura como presidente de la Junta de Andalucía con una licencia casi poética que reflejó muy bien el espíritu que sobrevolaba ayer el la antigua sede del Hospital de las Cinco Llagas: "Tengo una extraña sensación". Se lo dijo al presidente del grupo andalucista, Antonio Ortega, que fue el primero en tomar la palabra en la sesión, al verlo en la tribuna disparándole una pregunta tras otra y exigiéndole para ya las transferencias competenciales completas que recoge el ideario del Partido Andalucista. "Después de ocho años sentados juntos en el Consejo de Gobierno", evocó, "hoy nos enfrentamos". Aunque no llegó a expresarlo así, transmitió un sentimiento similar a la portavoz de Izquierda Unida, Concha Caballero, con quien no estaba habituado a debatir, al llamarla en al menos seis ocasiones "señora Martínez", su correoso contrincante femenino de la legislatura anterior.

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Cuando tuvo ocasión, Manuel Chaves pidió disculpas a las dos, pues, bromeó, este tipo de confusiones es "algo normal en mí". "Sé cómo es usted", respondió la izquierdista -cómo no saberlo después de 14 años de presidente de la Junta de Andalucía-, y "sé que no hay mala intención".

La extraña sensación sacudió también a Teófila Martínez, ex presidenta del Partido Popular, ejerciendo de jefa de la oposición por poderes del nuevo paladín del PP andaluz, Javier Arenas, que no es diputado, y que pese, a los anuncios del grupo, no se dejó ver por la Cámara autonómica para arropar a su antecesora. Estuvo por la mañana, "preparando el discurso con Teo", a decir de sus colaboradores, y le dejó el testimonio del nuevo orden del partido al flamante secretario general, Juan Ignacio Zoido, quien igualmente debe experimentar una extraña sensación al encontrarse de sopetón con las riendas de una organización de la que es militante reciente.

Por los pasillos deambulaban patrullas de socialistas postulantes, inquietos con el próximo gabinete de Manuel Chaves, cuya formación empezaría a cuajar ayer mismo, una vez proclamado el socialista por quinta vez presidente de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Asesores y cargos medios se arracimaban en el bar y en las puertas del salón de plenos, resistiendo el viento huracanado que se levantó con el crepúsculo y zarandeó las palmeras centenarias.

Entre chistes y risas nerviosas, los diputados intercambiaron teorías, apuestas y chismes, unos componiendo el gesto, otros dejando traslucir su desazón. Más que con una extraña sensación, con un estremecimiento, con vértigo.

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A los posibles candidatos a formar parte del nuevo Gobierno, miradas de soslayo cuando las cámaras de los fotógrafos enfocaban su encuadre. Verbigracia: las parlamentarias Clara Aguilera y Cinta Castillo. El contraste, Gaspar Zarrías y Concha Gutiérrez, consejeros confirmados en sus actuales carteras, plenos de serenidad. La titular de Obras Públicas llevaba con naturalidad un dossier de los ferrocarriles de Andalucía. No ha lugar al desasosiego.

Estruendo

Las clacs de socialistas y populares adoptaron una actitud durmiente mientras los oradores fueron Antonio Ortega y Concha Caballero. Fue subir Teófila Martínez y se hizo el estruendo en la Cámara. Los diputados del Partido Popular aplaudieron desde los primeros agradecimientos de sus respectivos líderes. Mejor dicho, palmetearon el escaño, el portavoz y ex secretario general, Antonio Sanz, se dejó las manos dando golpes. Teófila Martínez acuñó una nueva denominación para la futura marcha atrás del trasvase del Ebro: "decretazo del agua", y lejos de amilanarse con su nueva condición de jefa de la oposición por poderes, estuvo como siempre. Incluso abandonó la tribuna para acercarle a Manuel Chaves unos papeles. Empieza la temporada, en el próximo pleno ya no habrá sensaciones extrañas.

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