Rajoy reitera que Zapatero aún no ha fijado criterios sobre los asuntos fundamentales

La palabra talante fue ayer la más repetida -con sorna- en el primer mitin del secretario general del Partido Popular, Mariano Rajoy, tras la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. El nuevo líder de la oposición, que no aludió ni una sola vez a José María Aznar, se mofó reiteradamente del talante del nuevo presidente y consideró que si opta por el diálogo es simplemente porque presidirá un Ejecutivo "débil" e "inestable". Rajoy anunció una oposición exigente, pero "sensata", y advirtió de que Zapatero aún no ha fijado los criterios sobre los asuntos fundamentales.

Rajoy eligió Barcelona para su primer mitin tras la investidura de Zapatero -el segundo organizado por el PP tras su derrota electoral- porque si bien los conservadores retrocedieron en toda España, en Cataluña tuvieron el batacazo más importante: aspiraban a ser la segunda fuerza, pero cayeron hasta la cuarta al pasar de 12 a seis diputados y verse superados por Esquerra Republicana (ERC), que de un escaño pasó a ocho. El PP catalán sólo obtuvo seis de los 41 diputados en liza y su principal rival, el PSC, recogió 21. Si el objetivo de Rajoy es devolver cuanto antes la moral a los militantes de su partido, Cataluña fue un buen lugar para empezar: está por los suelos.

El dirigente conservador anunció una oposición "exigente", pero al mismo tiempo "rigurosa", con el objetivo de que el PSOE, dijo, no eche a perder la "colosal herencia" que a su juicio recibe del PP. Rajoy repasó el debate de investidura y dibujó la estrategia de su partido, pero lo que constituyó el tronco de su discurso fueron las continuas referencias al "talante" de José Luis Rodríguez Zapatero, elogiado por la mayoría de partidos, que lo compararon con el de su predecesor, José María Aznar.

Rajoy hizo continuas burlas sobre el talante. "Creo que me expreso con muy buen talante", dijo justo al empezar su intervención. A partir de aquí, el talante reaparecía cada dos o tres frases. En su opinión, el "cambio" se reduce, por ahora, al "talante" sin más contenido. "Aplaudo el talante, la humildad, los sermones, pero es compatible con fijar criterios para los temas fundamentales para España".

Cuando aconsejó a Zapatero que asuma el programa económico del PP como la mejor vía para el crecimiento económico de España, añadió: "Es bueno para usted, bueno para España y yo se lo apoyo; mejor talante, imposible, nadie da más". Y así continuamente hasta la última frase de su discurso: "No hay mejor forma de decir las cosas que la mejor forma de decir las cosas".

En opinión de Rajoy, no obstante, el tan cacareado "talante" de Zapatero es simplemente una consecuencia de la "debilidad" en que se encuentra al no tener mayoría absoluta y no haber suscrito ningún pacto estable. "¿Es que [los partidos que lo han votado] le van a apoyar porque sí?", se preguntó retóricamente. Y se respondió, jocoso: "Si tuvieran el mismo talante, fueran tan cariñosos y tuvieran la misma humildad [que Zapatero], a lo mejor sí".

Rajoy, que insistió en que él siempre ha defendido el diálogo, cargó también contra los que "definen" el talante, sin citar a nadie, y pidió que no le tiren "un adoquín" cuando se salga "del guión de lo que dicen que es el buen talante". "El talante no es el pensamiento único y la imposibilidad de discrepar, que es la esencia de la democracia", añadió.

Las continuas referencias al talante fueron acogidas con regocijo por el millar de asistentes, que se reía ostensiblemente cada vez que se pronunciaba la palabra. Las risas calmaron un poco a los militantes, que acudieron al mitin muy predispuestos a expresar su indignación con los socialistas.

"Que paguen lo que deben"

Las intervenciones de Dolors Nadal, cabeza de lista en las generales, y de Josep Piqué, el líder regional, fueron interrumpidas continuamente por el público, al grito, entre otros, de "Que devuelvan lo robado" y "Que paguen lo que deben". El propio Piqué, hasta ahora situado en el ala más moderada del partido, había azuzado los ánimos al describir al PSOE como el partido del "paro, el despilfarro y la corrupción" y augurar que pronto "meterán mano en la caja".

La intervención de Rajoy fue mucho más moderada y la aderezó irónicamente con expresiones como "con perdón". Reclamó para el PP la presidencia de seis comisiones parlamentarias y dijo que los "planteamientos sensatos" que formulará en la oposición irán encaminados a impedir que se dilapide la "herencia colosal" que recibe el PSOE.

Entre dicha herencia situó la lucha contra el terrorismo en el marco del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo y el peso de España en Europa en los términos definidos por el Tratado de Niza.

El dirigente conservador señaló "tres temas capitales": que se garantice la cohesión entre todos los ciudadanos, que no se modifique la Constitución reformando los Estatutos o vaciándola de competencias a partir del artículo 150.2 y garantizar los niveles de empleo logrados con el PP.