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El crudo supera los 34 dólares, el precio más alto en 13 meses

La inseguridad en Oriente Próximo empuja la cotización del petróleo

La inseguridad y la incertidumbre en Oriente Próximo impulsaron ayer el precio del barril de petróleo hasta los 34,05 dólares, un precio no visto desde marzo de 2003, en vísperas de la guerra en Irak. Los intermediarios dudan sobre la capacidad de las reservas actuales de satisfacer la demanda mundial y perciben señales de inseguridad en Arabia Saudí, el mayor productor de petróleo en el mundo.

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El precio del petróleo cruzó ayer umbrales que no se alcanzaban desde los días previos a la guerra en Irak, hace más de 13 meses. Una vez más, los especuladores e intermediarios fueron presa de los problemas de seguridad que se viven en el país árabe y una situación geopolítica que consideran inestable. Estos dos factores sirvieron de motor para impulsar el precio del barril de brent -crudo de referencia en Europa que cotiza en Londres- hasta los 34,05 dólares, su nivel más alto desde el 13 de marzo de 2003. Al final de la jornada, el barril cotizaba en 33,39 dólares.

Los intermediarios en el mercado de futuros londinense aseguraron que el ímpetu comprador que se vivía en las primeras horas se debía principalmente a la insistente preocupación que incitan los inventarios de crudo de las grandes petroleras. En especial, el mercado parece considerar insuficientes las reservas de las refinadoras para dar abasto durante la temporada veraniega, cuando la demanda por gasolina se dispara debido al incremento en el uso de los automóviles.

Las tensiones políticas en Oriente Próximo también sirvieron para empujar la escalada compradora y colocaron bajo la lupa la capacidad de las reservas de hacer frente al tirón de la demanda mundial. El nerviosismo del mercado se basa en una decisión tomada el jueves por Washington. EE UU ha ordenado el regreso del personal diplomático que no es esencial en Arabia Saudí. También ha pedido a sus ciudadanos que salgan de ese país.

Para explicar la decisión, Estados Unidos aseguraba que existían pistas que señalaban la preparación de un nuevo atentado terrorista contra intereses europeos o norteamericanos. "¿Qué pasa en Arabía Saudí para que Washington tenga que mandar a su gente a casa?". Ésa era la pregunta que se hacían analistas como Adam Siemenski, de Deutsche Bank, y que creaba un ambiente de incertidumbre en el mercado. Los combates en Irak, que no daban signos de parar, ahondaban los temores de los intermediarios.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tampoco ayudó a paliar las dudas del mercado. Sus prónosticos de un aumento en la demanda mundial, como resultado del auge de la economía china, reforzaron la teoría de insuficiencia de inventarios. Desde su sede en Viena, la OPEP elevó sus pronósticos para la demanda mundial de petróleo para el año y, además, pronosticó que el aumento del consumo del crudo será el más alto en un lustro.

La gasolina en España

Las repercusiones del alza del crudo también se dejarán sentir en el bolsillo de los españoles. Los empresarios de las estaciones de servicio advirtieron ayer de que el precio de los carburantes ha entrado en una espiral de aumento que parece no tener fin. Casto Bravo, portavoz de la Confederación Española de Estaciones de Servicio, advirtió de que la tendencia al alza del precio de las gasolinas parece "imparable".

El resultado será que los costes de gasolinas y gasóleos irán incrementándose poco a poco y es posible que alcancen los máximos que se registraron en verano de 2001. Los principales culpables son, según la patronal, la guerra de Irak, la inestabilidad política de Venezuela, la política restrictiva marcada desde la Organización de Países Exportadores de Petróleo y el reciente debilitamiento del euro frente al dólar.

El portavoz del organismo también recordó que el incremento de los precios en las gasolinas llevará aparejado un incremento de la inflación que afectará a todos los españoles.

Asimismo, Casto Bravo advirtió de que la aparente estabilidad en los precios de los gasóleos se puede romper en cuanto las compañías petroleras empiecen a registrar pérdidas, lo que generaría todavía mayor inestabilidad.

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