Una rara curiosidad

Se burla Sánchez-Ostiz, a su modo abroncado, en su última novela, La nave de Baco, de esa costumbre que tuvieron algunos escritores o editores (los malentierra con tan fáciles seudónimos que sólo con la punta de la alpargata el lector descubre, a poco que se lo proponga, rostros y rastros) por poner en circulación "raros" y "olvidados", y valorizarlos. El escritor navarro se refiere a los zahoríes de su generación, a los que, así de paso, lanza una colleja, y lo cierto es que muchos de estos "raros" ya fueron sacados de la fosa común hace mucho tiempo y removidos los huesos por aquel simpático superviviente de la época, don Federico Carlos Sainz de Robles, autor entre otros libros (menores) de un "austral" célebre: La promoción de "El Cuento Semanal" (1907-1925), donde se da pormenorizada noticia de todos aquellos raros, bohemios/golfemios, escritores de colecciones populares, algunos muy jaleados en la época, y que se ganaban, con sus novelas galantes y sicalípticas (ellos sí que sí) sus buenos duros de plata.

Entre estos "raros" está

Álvaro Retana, que nació en alta mar, viniendo de Filipinas y que se maquilló, todo lo que pudo, vida y rostro, y que murió en "extrañas circunstancias", que diría un redactor de sucesos, en 1970, nada menos, a manos de un "chapero", acaso. "Cofre de fervores sensuales", lo llamó, a Retana, el joven Buscarini (éste es un "raro" que apadrinó, en una etapa de su vida, Juan Manuel de Prada), y el propio Luis Antonio de Villena, que prologa esta bonita edición de dos novelas cortas, de temática gay, del "tercer sexo", como lo denominaba el propio Retana, y que aparece en una editorial gay y en una muy cuidada colección (Gide, Genet, Robert Hichens) que lleva por título, muy del gusto de la época primera de Retana, Uranitas. Se ha ocupado más de una vez, De Villena, digo, de este escritor que, junto a Hoyos y Vinent, es, que uno conozca, de lo mejor de aquellos raros y olvidados, uranitas y, en el caso de Hoyos, aristócratas. Es interesante, pues, el prólogo de De Villena y aún más lo es el libro que hace unos años le dedicó (y a él me remito), El ángel de la frivolidad y su máscara oscura (vida, literatura y tiempo de Álvaro Retana) (Pre-Textos, 1999). Y qué decir de estas dos novelitas de Retana, las que motivan estas líneas, pues que son, ciertamente, curiosas por constituir un testimonio de literatura gay de la época, por cómo abordan el tema de las relaciones homosexuales, porque tienen algo de novela à clef porque poseen ciertamente ritmo y, en ocasiones, humor, aunque no puede uno evitar tener la sensación de que muchas de esas páginas parecen chistes malos de "mariquitas"; hay escenas que, leídas ahora, producen un cierto sonrojo. El Retana (algo más) valioso está en el libro de De Villena, esto es más una curiosidad, y poco más.