Medio ambiente sobre raíles

¿Pueden reconvertirse diez botellas de litro y medio de agua mineral en una bufanda de forro polar? La respuesta es sí, gracias a la mezcla del PET (polietilentereftalato) con el que están hechos los envases con otros materiales. La prueba puede encontrarse en el Tren del Medio Ambiente (TMA) que a finales de marzo inició en Madrid un recorrido por 18 ciudades españolas y que ayer recaló en Euskadi, en la estación de Renfe de San Sebastián. Allí permanecerá hoy para mañana y el viernes seguir su ruta parando en Pamplona.

Ideado por el grupo Eccus Comunicación, con la coordinación del Ministerio de Medio Ambiente y la Fundación Biodiversidad, el TMA es una exposición itinerante repartida en seis vagone que pretende acercar el medio ambiente al ciudadano y demostrarle todo lo que puede hacer en su vida cotidiana para lograr un desarrollo sostenible. La muestra, de acceso gratuito, se vale de paneles, maquetas, vídeos y actividades interactivas.

"No son utopías", son acciones al alcance de cualquier persona, explicó ayer Jesús Diego Ramos, organizador del proyecto, a la entrada del tren, al que suben una media de entre 3.000 y 4.000 visitantes en cada ciudad. "Nos damos por satisfechos con cambiar el chip de la ciudadanía y lograr una mayor concienciación con el medio ambiente", subrayó.

Y es que estamos acostumbrados a presionar el interruptor de la luz y que la luz se haga. ¿Pero nos preguntamos de dónde viene, qué coste contaminante tiene y cuáles son las fuentes de las que proviene la energía? Éstas son algunas de las cuestiones que plantea el vagón dedicado a la energía, en el que el visitante puede conocer cómo funcionan las energías renovables: la eólica, la solar y la hidráulica.

El Tren del Medio Ambiente, que concluirá su viaje en Sevilla los próximos 10 y 11 de mayo, incluye la reproducción de un bosque mediterráneo, una muestra de esos pulmones que subsisten en las regiones con veranos muy calurosos e inviernos templados. La exposición urge a la población a evitar los peligros, como los incendios, que acechan estos espacios y a sus habitantes.

No falta en el TMA, respaldado por buen número de patrocinadores, entre ellos los gobiernos andaluz y valenciano, Iberdrola, la SER y Localia Televisión, un vagón centrado en el inicio de la vida, en el mar, donde los interesados pueden acercarse a las criaturas que lo habitan y llevarse a casa las claves para contribuir a conservarlo.

El exceso de tráfico viario y las consecuentes contaminación atmosférica y acústica son realidades de las que no se olvida la muestra, que apuesta por el uso de los transportes públicos que utilicen energías poco contaminantes -la electricidad frente al carburante, por ejemplo-, al mismo tiempo que aboga por la recuperación de la cultura peatonal.

El tren reconstruye, por último, la cocina de una casa en la que el tradicional cubo de basura ha sido dividido en cuatro compartimentos: vidrio, papel, envases y residuos orgánicos. Cada ciudadano tiene así en sus manos el primer paso de la división de desechos, que, si una vez en la calle se depositan en los correspondientes contenedores, tendrán la oportunidad de ser reciclados. Como muestra la exposición, el papel puede volver a ser papel, las latas pueden tener una segunda vida y las botellas de agua pueden llegar a abrigar.