"En España faltan políticas de integración para los inmigrantes"

Carmelo Pérez Beltrán (Benahadux, Almería, 1964), profesor de Estudios Árabes y subdirector del Instituto de la Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, ha hablado en Jaén sobre el papel de la mujer en Marruecos y en el mundo árabe. Lo ha hecho dentro del seminario Mujer, ciencia y sociedad organizado por la Universidad jiennense y que se completa hoy con la inauguración de la exposición fotográfica de Souad Guennoun, Una luz para la esperanza, en colaboración con Medicus Mundi.

Pregunta. ¿Cuál es el cometido del Instituto de la Paz y Conflictos?

Respuesta. Es un instituto de investigación y docencia de la Universidad de Granada que desarrolla tres ejes principales: la investigación sobre cualquier aspecto relacionado con la resolución pacífica de los conflictos; la segunda es la docencia, con un programa de doctorado sobre paz, conflictos y democracia; y la tercera es la mediación entre cualquier institución o cualquier organismo que quiera ser aconsejado.

P. ¿Qué rasgos definen a la mujer marroquí?

R. Es hablar de la mitad de la población de Marruecos, de 30 millones de habitantes, que centran el 30% de la población activa y que copan puestos poco cualificados. En los últimos años se han producido avances que han mejorado el estatus sociopolítico de las mujeres. Por ejemplo, desde el año 2002 hay 35 escaños ocupados por mujeres, frente a las dos que había hasta entonces, y también tres mujeres en el Gobierno. El inmovilismo político se ha roto.

P. Pero la mujer marroquí aún juega un papel secundario frente al hombre.

R. Es cierto que aún persiste la imagen de mujer sometida. Pero desde febrero de este año se ha promulgado una ley muy avanzada que regula el matrimonio, el divorcio, la herencia o la poligamia. Desaparece el deber de obediencia de la esposa, que estaba legalmente constituido, se eleva la edad del matrimonio de los 15 a los 18 años para evitar las uniones precoces y la mujer puede pedir el divorcio en las mismas condiciones del hombre. Hay desigualdades en el tema de la herencia.

P. ¿Hasta qué punto el islam marca el futuro y el papel de la mujer?

R. El islam, además de ser una religión, es una cultura, y claro que marca a todos. Pero lo negativo sería hacer una lectura restringida de la religión.

P. Y las mujeres árabes que emigran a nuestro país, ¿cómo se integran?

R. Es posible que, si la mujer no está suficientemente insertada, se deba en parte al lastre de su cultura, pero sobre todo es porque en España faltan políticas de integración adecuadas para los inmigrantes. Es un tema abandonado.