Maestros asamblearios
Los Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza han escalado puestos hasta ser la segunda fuerza en el sector educativo
No hay una marca fácilmente reconocible para el Sindicato de los Trabajadores de la Enseñanza (STES) porque en cada comunidad toman su propio nombre; tampoco tienen un secretario general, un líder al uso, sino una asamblea de portavoces territoriales. Quizá por eso este sindicato pasa a veces inadvertido, pero es el segundo más votado en las elecciones sindicales de la enseñanza, sólo por detrás de CC OO. Los STES nacieron hacia 1975 y hoy tienen "unos 30.000 afiliados".
Dicen que nunca fueron minoritarios, pero sí pasaron su particular travesía del desierto. Fue a finales de los ochenta: el análisis crítico hacia las políticas de los gobiernos socialistas les dividió en dos. Y así ocurrió con sus apoyos en las urnas. En 1990 las aguas volvieron a su cauce.
En 2002, cuando se celebraron las últimas elecciones, obtuvieron un respaldo del 22,11%, que se convirtió en 389 delegados. CC OO, el mayoritario, contó con el 23,82%, 419 delegados.
Hay comunidades, como Cataluña, Castilla y León o la valenciana, donde este sindicato es mayoritario. En ciudades como Melilla arrasa, con 10 delegados, mientras los demás no pasan de cinco. Pero en Madrid se queda en quinto lugar y ese bache en la capital, dicen, les hace invisibles para buena parte de la opinión pública.
Los STES son "asamblearios, autónomos, feministas y con voluntad de participación activa en los movimientos sociales". Pero sus dos señas más características y que más les distinguen del resto, aseguran, son su organización asamblearia y su autonomía de partidos políticos o cualquier otra institución. Ahora bien, su lugar político es la izquierda aunque abarcan un amplio espectro. Su lucha contra las tres leyes educativas aprobadas en la etapa del PP, la de Universidades (LOU), la de Calidad (LOCE) y la de FP han sido muy criticadas por este sindicato de sindicatos, y cuando tocó salir a la calle en manifestación ellos salieron.
Al nuevo Gobierno que formará José Luis Rodríguez Zapatero le piden la derogación total de la Ley de Calidad porque entienden que "el marco legislativo actual es una losa para la educación pública", y ésa es la absoluta prioridad de esta organización. "Hay que dignificar y reforzar la imagen de la educación pública y dotarla de una financiación suficiente. Nuestro horizonte es alcanzar el 7% del PIB en cuatro años". ¿Y la educación concertada? "Debe respetar las reglas del juego y ser subsidiaria de la pública, para cuando haya necesidades educativas y no al revés", explica el portavoz en Cataluña, Ricardo Rodilla.
La religión es otra de sus batallas prioritarias. Son laicos y creen que esa asignatura debe salir por completo del programa escolar. "Las injerencias de la Iglesia en la educación en estos últimos años han sido increíbles".
Por último, subrayan su cerrada defensa de los derechos lingüísticos en las comunidades, una pluralidad, afirman, que "la LOCE ponía en peligro". Y su inequívoco apoyo a la coeducación, una antigua lucha que no acaba de cuajar en los libros de texto.
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