Los dividendos del átomo
La industria nuclear de los países desarrollados descubre su Eldorado en China
China está decidida a disminuir la brecha nuclear. Si la energía atómica representa el 16% de la producción mundial de electricidad, en el gigante asiático tan sólo alcanza el 1,4%. Acosado por la penuria energética, el Gobierno de Pekín ha lanzado un ambicioso plan de construcción de centrales nucleares que ha atraído el interés de las grandes multinacionales del sector. El negocio atómico lleva años estancado en todo el mundo, y para compañías como la estadounidense Westinghouse, la francesa Areva o la canadiense Atomic Energy of Canada (AECL), China se ha convertido en el nuevo Eldorado nuclear.
Pekín ha anunciado que para 2020 contará con una potencia de 36.000 megavatios, lo que le obligará a construir unos 30 reactores
Basta echar un vistazo a las cifras. Si en la actualidad hay 440 reactores nucleares en funcionamiento repartidos por un total de 31 países, con una capacidad conjunta de 360 gigavatios (GW), para el año 2015, esta cifra apenas subirá hasta 370 GW, lo que supondrá el 13% del suministro eléctrico mundial, según la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). Es decir, el porcentaje habrá caído tres puntos. Porque el átomo no vende. Salvo en un puñado de países, principalmente asiáticos, entre los cuales destaca China.
El país más poblado de la Tierra tiene nueve reactores en funcionamiento, con una capacidad total de 6.800 megavatios, y otros dos en construcción de 1.000 cada uno. Pero ha anunciado que para 2020 contará con una potencia de 36.000 megavatios, lo que le obligará a construir unos 30 reactores en ese plazo. EE UU tiene un centenar.
"China necesita mucha electricidad, y está expandiendo muy rápidamente su capacidad nuclear, ya que se trata de una energía limpia. Así que hay grandes oportunidades para el sector", asegura Simon Tang, representante en Pekín de Atomic Energy of Canada. Esta empresa canadiense fue responsable de la construcción llave en mano de la tercera fase -consistente en dos grupos de 700 megavatios cada uno- de la central de Qinshan, en la provincia costera de Zhejiang. El objetivo de las autoridades chinas es que dentro de 15 años el 4% de la producción eléctrica tenga origen atómico, un porcentaje similar al de India o Brasil en la actualidad. En España la cifra es del 26%, en Estados Unidos del 20% y en Francia -una de las regiones más nucleares del mundo-, del 78%. Pekín tiene previsto adjudicar la construcción de cuatro reactores, de 1.000 megavatios cada uno, que estarán situados en Sanmen (Zhejiang) y Lingdong (cerca de Lingao, en Guangdong). Cada unidad asciende a unos 1.500 millones de dólares. La solicitud de ofertas de los dos primeros debía haberse producido a finales de 2003, pero aún no ha tenido lugar. "Llevan tres meses de retraso", dice Tang.
En cualquier caso, no tardarán mucho, según fuentes de la industria, ya que el gigante sufre un grave problema de falta de electricidad. Más de la mitad de sus provincias registraron cortes el verano pasado, lo que afectó a la actividad económica de miles de empresas. Y la situación, según ha asegurado Chai Songyue, presidente de la Comisión Reguladora de la Electricidad, se agravará este año, cuando calcula que el déficit alcanzará 20 millones de kilovatios hora. Otro gran proyecto a la vista es la central de Yang-jiang (Guangdong), que contará con seis reactores de 1.000 megavatios. Está previsto que la construcción de los dos primeros comience en 2006.
Según la Asociación de la Industria Eléctrica, el consumo eléctrico crecerá un 12% este año, mientras que la capacidad de generación, que el año pasado fue de 350 millones de kilovatios, lo hará un 9%. Se prevé que en 2020 alcance 800 millones de kilovatios.
"China no tiene mucho donde elegir si no quiere contaminar. El carbón tiene límites por sus consecuencias sobre el medio ambiente, el gas es relativamente caro porque hay que transportarlo largas distancias y el petróleo no es una solución, ya que son importadores desde 1993", dice René de Preneuf, representante de Areva en China. Este grupo francés posee dos tercios del capital de Framatome, uno de los mayores suministradores del mundo de centrales nucleares. El otro tercio está en manos de la alemana Siemens.
Alrededor del 80% de la electricidad que produce China procede de combustibles fósiles -principalmente carbón- y casi todo el resto, de complejos hidroeléctricos. La energía nuclear juega un papel clave en las zonas costeras, que han experimentado un rápido desarrollo económico en los últimos años, pero carecen de recursos naturales.
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