México: el hampa de la gasolina

El masivo robo de combustible en la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) ha causado pérdidas por 8.363 millones de euros (1,4 billones de las antiguas pesetas) en los últimos seis años, según datos oficiales, porque la impunidad ha permitido a las mafias tejer redes de distribución paralelas y hasta construir una tubería de casi dos kilómetros que desvía el caudal de un oleoducto hacia un depósito clandestino de 410.000 litros.

El Gobierno y la Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía General) acometen desde el pasado mes de marzo una operación para detener la sangría del erario público, imposible de desarrollar sin complicidades corporativas de altos vuelos.

Más de 1.500 policías federales, cerca de la quinta parte de los agentes en plantilla, controlan rutas, camiones cisternas y tráfico hacia las seis refinerías de México y 77 centros de depósito y distribución, objetivo fundamental de un hampa con tentáculos en el monopolio que aporta un tercio de los ingresos fiscales de México y cuenta con una plantilla de 135.000 empleados.

El 20% de los robos se efectúa perforando y 'ordeñando' en 8.563 kilómetros de oleoductos

PEMEX calcula que el 5% de la producción de crudo fluye hacia el mercado negro

"Frenaremos, al cien por cien si es posible, este escandaloso robo", prometió el general Francisco Arellano, en la refinería de Salamanca, en el Estado de Guanajuato. "Realmente nunca se ha chequeado cuánto sale y cuánto entra a la instalación", admitió el militar. El Ejército colabora en las batidas.

Las refinerías mexicanas procesan 1.560 millones de barriles diarios de crudo, aunque no producen gasolina suficiente para satisfacer la demanda de un país de 104 millones de habitantes y debieron importarse 141.000 barriles diarios el pasado año, aproximadamente el 25% del consumo.

Curiosamente crecía el parque automovilístico, pero no los ingresos por venta de combustible: 950.000 barriles de gasolina o diesel diario. Pemex estima que el 5% de la producción fluye hacia el mercado negro. La pretendida derrota de las mafias obligará a un desembolso de 900 millones en los próximos tres o cuatro años. La Secretaría (ministerio) de Hacienda alertó sobre la necesidad de emplearse a fondo.

El directivo de la compañía Juan Bueno informó que las pérdidas cayeron hasta los 1.200 millones de dólares y el previsible promedio de ahorro, si la operación funciona, será de 300 millones anuales. La venta de gasolina y diesel aumentó un 8% y un 6%: 1,5 millones de dólares diarios, según fuentes oficiales. El 20% del robo de combustible se efectúa mediante la perforación y ordeño de los oleoductos, difíciles de controlar pues se extienden a lo largo de 8.563 kilómetros. El 30% procede de las refinerías y asalto de pipas y el 50% es ejecutado por contrabandistas que adulteran las gasolinas con solventes importados baratos. Según el desglose del ministro de Energía, Felipe Calderón Hinojosa, el robo directo ocasiona 800 millones de dólares en pérdidas al año, y la venta de gasolina adulterada, otros 1.200.

La policía vigila especialmente la refinería de Tula, en el Estado de Hidalgo, que abastece a Ciudad de México, y la Terminal de Almacenamiento y Distribución de Toluca, Estado de México. Helicópteros y patrullas con equipos de detección nocturna perseguirán la flota de chupópteros. La petrolera estatal comprará 25 laboratorios móviles para medir sobre el terreno la calidad del combustible surtido por las 6.000 gasolineras existentes, muchos de cuyos dueños, bajo sospecha, rechazan la medida.

El análisis de las muestras enviadas a los laboratorios tarda diez días y permite a los presuntos adulteradores apelar la resolución y solicitar un nuevo estudio con gasolina limpia. El problema es de tal envergadura que senadores del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del gubernamental Partido Acción Nacional (PAN) propusieron tipificar como delito grave el robo de combustible.

De aprobarse la iniciativa y tener efectos retroactivos, gobernadores o ex gobernadores deberían responder ante la justicia, pues es casi seguro que dinero de las mafias de los combustibles financió parte de sus campañas, según fuentes consultadas. La Comisión de Energía del Senado dispone de evidencias que incriminan a funcionarios de Pemex y de Hacienda, según legisladores del partido oficial.

México es el octavo mayor productor petrolero mundial y uno de los tres principales exportadores de crudo a EE UU. Durante el pasado ejercicio, Pemex produjo una cifra récord de 3,37 millones de barriles diarios, con un promedio de exportación de 1,86 millones de barriles. Las ganancias de la compañía suponen el 33% de los ingresos públicos del Estado mexicano, según Standard & Poor's (SP). No obstante, la empresa debe importar gasolina de EE UU porque su capacidad de refinación es insuficiente y las posibilidades de modernización son limitadas, ya que el 60% de sus ingresos paga impuestos directos.

Entre 1996 y 2002, la deuda total de la gigantesca compañía pasó de 16.000 a 39.000 millones de dólares y debió recurrir a complejos mecanismos de financiación: los denominados Pidiregas (Proyectos de Inversión de Impacto Diferido en el Gasto), préstamos a cuenta de las futuras extracciones de petróleo o gas. Pemex colocó un bono intercambiable por sus acciones en el grupo petrolero español Repsol-YPF por 1.364 millones de dólares a siete años. Si los tenedores de bonos ejecutan la deuda, la estatal mexicana podrá intercambiarlos por las acciones de Repsol-YPF o su equivalente en efectivo.