Vincent Pérez reencarna al seductor espadachín Fanfan la Tulipe
El filme, dirigido por Gérard Krawczyk, está coprotagonizado por Penélope Cruz
Fanfan la Tulipe es un clásico del cine francés. El espadachín de origen humilde que seduce entre estocada y estocada a todas las mujeres ha sido interpretado por Gérard Philippe y Alain Delon. Ahora es Vincent Pérez quien ha heredado el personaje en la producción de Luc Besson dirigida por Gérard Krawczyk. El filme, que inauguró el pasado festival de Cannes, está coprotagonizado por Penélope Cruz, en el papel de la hija del sargento que, en la primera versión, hiciera célebre la italiana Gina Lollobrigida.
"Aunque sea una producción europea, está hecha como una película americana", dice Vincent Pérez. "Para mi gusto, los planos son demasiado cortos, hay demasiado montaje, pero ésa es hoy una exigencia consustancial a ese tipo de cine de acción. Es una obra pensada para todos los públicos, familiar, concebida como diversión". Nada que ver, pues, con La reina Margot o Ceux qui m'aiment prendront le train, las dos últimas cintas que Pérez ha hecho a las órdenes de Patrice Chereau. "Claro, Patrice no es un simple director, es un maestro para los actores. Y yo, además, lo tuve como profesor en la escuela de teatro de Nanterre. Siempre te empuja a ir más y más lejos, es prodigioso".
"Pasé tres meses en una escuela de circo para poder hacer lo que Fanfan requería"
"Hay demasiado montaje, pero eso es hoy consustancial al cine de acción"
Para el director, Gérard Krawczyk, el encargo de Fanfan la Tulipe supone un puente tendido a su infancia: "Mis padres me pusieron Gérard en honor a Gérard Philippe por su interpretación como Fanfan. Es un personaje que viene de la tradición oral, del que hay un filme mudo, un héroe pacifista que es muy hábil con la espada, pero no quiere enrolarse en el ejército. El guión de las anteriores versiones ya se reía del poder, pero la nuestra es más crítica". Ambientado en la Francia del siglo XVIII, la película narra las aventuras de un joven buscavidas que huyendo de un matrimonio a la fuerza acaba en el ejército de Luis XV.
Krawczyk recuerda como un regalo envenenado la responsabilidad de abrir el último festival de Cannes. "El cine de entretenimiento es mal considerado en los festivales. Es absurdo, porque, sea cual sea el presupuesto de una película, todas son prototipos, ninguna es una obra fabricada en serie", explica. Para Vincent Pérez "hubiera sido mejor no ir a Cannes, donde el público busca otro tipo de películas. Luego Fanfan ha encontrado sus espectadores en todas las salas populares". El reparto de Fanfan es obra del todopoderoso productor Luc Besson, pero Pérez y Krawzyck han jugado su papel. "Yo propuse a Penélope Cruz para que heredase el personaje que Gina Lollobrigida hizo célebre", a la vez que el director está muy orgulloso de su malvado, "pues Gérard Laroche no se hace ilusiones sobre sí mismo, no es un insensato que se cree capaz de todo, sino alguien que comprende perfectamente hasta dónde puede llegar en la batalla por el poder".
El protagonista no dice haber llegado al cine para seguir los pasos de Gérad Philippe, "sino porque descubrí gracias a la televisión las películas de Kurosawa, Chaplin y Elia Kazan. Para mí fueron auténticas revelaciones: descubrir que el cine podía ser otra cosa, que no era tan sólo un espectáculo para adolescentes, aunque esa vertiente tampoco me parece menospreciable". Antes de intentar la aventura como actor, Vincent Pérez fue fotógrafo. "Creo que no era muy bueno", admite. Lo que sí sabía "es que no quería quedarme toda la vida en Suiza, el país al que había emigrado mi padre, español". Le gustaría rodar en España, "que resulta algo más divertido que mi país, ¿no cree?". Aunque, como admite, la barrera del idioma es un serio inconveniente, pues sus lenguas son el inglés y el francés.
Vincent Pérez debutó hace un año como director con un filme sorprendente, Peau d'ange, que "hice sobre todo para aprender. La historia la escribió mi mujer, muy centrada en problemas religiosos. En Fanfan dispuse de un buen texto, de Jean Cosmos, con estupendas réplicas. Lo trabajé mucho, porque había que decirlo dando saltos y estocadas, sin dejar de sonreír y de lanzarles guiños a las chicas. Pasé tres meses en una escuela de circo para ser capaz de hacer todo lo que el personaje requería. Ya sé que luego, debido al montaje, da la sensación de que la esgrima sale de la moviola, pero le aseguro que llegué a dominar toda la coreografía del espadachín", concluye con una sonrisa digna de Fanfan.
Babelia
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