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Columna
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Encuentro

Francisco Camps y Joan Ignasi Pla se entrevistan hoy por primera vez desde las elecciones autonómicas de hace casi diez meses. El presidente de la Generalitat y el líder de la oposición se ven en un contexto muy diferente al que probablemente ambos imaginaban. El PP ha perdido el poder en España, lo que deja al descubierto a Camps. El PSOE ha ganado las elecciones y se dispone a formar Gobierno, lo que concede a Pla una capacidad contractual de la que no disponía. ¿Hay que ser optimistas sobre el encuentro entre ambos dirigentes? Como ha señalado Javier Tusell, José María Aznar y los políticos de su generación en el PP se han caracterizado por no participar de la tradición de consenso de los políticos de una transición que no consideran un episodio biográfico ni un esfuerzo vital. El menosprecio del aznarismo hacia los pactos ha sido notorio. Si Camps persiste en esa actitud ideológica habrá que deducirlo de sus encuentros y desencuentros con los socialistas, con Pla en Valencia y con Rodríguez Zapatero en Madrid. Su invocación victimista, en estos primeros compases tras la derrota electoral, del trasvase del Ebro, como si los socialistas no tuvieran amortizado el desgaste de todas las campañas de demagogia gubernamental -incluyendo la obscenidad de aquel multitudinario acto con paellas para todos-, puede ser sólo un apunte instintivo, una reacción militante que el tiempo y las circunstancias obligarán a matizar. Pla lo ha invitado a dejar la barricada y a buscar elementos de cooperación. El socialista se encuentra, sin duda, mucho más cómodo en una situación que tiende a la estabilidad, mientras que el presidente del Consell se prepara a librar una guerra en el partido con Zaplana de incierto final. Cerrarse en banda o abrirse a un panorama político que va a generar mucha negociación y mucho pacto es el dilema de Camps. La interrelación entre conflicto y consenso será un indicador de la política de los próximos años porque se acabó la etapa del desprecio total. El encuentro de hoy dibujará una aproximación valenciana a la nueva realidad. ¿Podemos ser optimistas? Recomendaba Goethe: "No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sólo si marchamos por el mismo camino". Para empezar, no estaría mal.

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