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El FBI alerta sobre posibles atentados contra trenes en EE UU

La policía teme que los terroristas se hagan con visados para actos culturales y deportivos

En uno de los comunicados de alerta más específicos formulados hasta ahora, los servicios de inteligencia han prevenido a las autoridades locales de Estados Unidos sobre una supuesta trama para atentar contra trenes y autobuses durante el verano. El FBI también se ha puesto en contacto con los puestos fronterizos ante el riesgo de que presuntos terroristas intenten entrar en el país con visados especiales para actos culturales o deportivos.

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El FBI envió el boletín de alerta a las autoridades locales en la madrugada del jueves al viernes. La agencia advierte sobre la existencia de una supuesta trama vinculada con el terrorismo islámico. Asegura que quienes pueden estar preparando los atentados se disponen a usar artefactos explosivos improvisados pero potentes, escondidos en maletas. El FBI recuerda el sistema empleado en los atentados de Madrid y la facilidad con la que se puede copiar el procedimiento.

El día anterior, la agencia había enviado otro boletín a los puestos fronterizos con información sobre la posibilidad de que terroristas traten de entrar al país con visados emitidos para la participación en actos culturales, artísticos o deportivos. "Datos recientes de los servicios de inteligencia", dice el texto de la alerta, "indican que grupos terroristas pueden estar interesados en aprovechar los programas de visados culturales para infiltrar operativos en el país y apoyar su red en el interior de EE UU".

El director del FBI, Robert Mueller, ha informado al Congreso recientemente sobre la posibilidad de que Al Qaeda esté preparando atentados durante las convenciones políticas de este verano en Boston y Nueva York.

Por otra parte, las cuatro personas asesinadas en Falluja estaban empleadas por la compañía Blackwater USA Security y proporcionaban seguridad en transportes de alimentos. El perfil de esta empresa se ajusta al patrón de otras muchas contratadas por el Pentágono. Están creadas por directivos vinculados al Ejército que contratan a cientos de ex militares, algunos retirados por voluntad propia y otros expulsados por conductas agresivas o delictivas. Son, en muchos casos, empresas dedicadas a reunir un nuevo tipo de mercenarios enfundados en el disfraz de agentes de seguridad y dispuestos a hacer un dinero rápido aceptando un empleo tan peligro que el Pentágono lo subcontrata.

El sueldo mínimo para este tipo de trabajo asciende a 15.000 dólares al mes, aunque muchas de las compañías que han logrado contratos adjudicados por el Gobierno de Bush ofrecen 250.000 dólares anuales a quienes deseen correr el riesgo de convertirse en estadounidenses empleados en Irak.

Blackwater USA tiene en su nómina a decenas policías que han dejado el cuerpo con mayor o menor gloria y ex comandos o soldados de operaciones especiales dispuestos a aceptar el empleo porque se mueven bien en zonas de guerra o porque intentan resolverse la vida con un dinero rápido. El negocio de esta empresa es directamente proporcional a la desventura del Pentágono: cuando peor van las cosas, más reclaman sus servicios. Proporcionan seguridad privada -suyos son algunos de los guardaespaldas que protegen al Administrador Civil de Irak, Paul Bremer- y colaboran en tareas militares como la desactivación de minas en las carreteras o el entrenamiento de policías iraquíes.

La empresa fue creada en 1996 por un ex marine, pero nunca antes había conseguido una inyección de dinero tan elevada como los 57 millones de dólares que le paga el Pentágono por labores de todo tipo en Irak. Sus instalaciones en Charlotte (Carolina del Norte) incluyen un sofisticado campamento militar en el que hay un edificio con aspecto de colegio; los agentes aprenden allí a intervenir en ataques basados en la matanza de estudiantes en Columbine.

En Irak hay 15.000 civiles contratados por el Pentágono, uno por cada 10 soldados de EE UU.

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