Europeísta convencido
Este cincuentón católico y trabajador, de pelo tempranamente blanco y ojos muy azules, será el nuevo ministro de Exteriores francés. Llega desde Bruselas, de ser un buen comisario de Política Regional, hombre de consenso y convicciones. Antes, en 1993, con Edouard Balladur, Barnier había sido ministro de Medio Ambiente y en 1995, con Alain Juppé como primer ministro, heredó la cartera de Asuntos Europeos. Su aterrizaje en el Ministerio de Exteriores parece justo; puede ser la persona adecuada para la cartera adecuada.
Nacido en 1951, Michel Barnier tiene fama de andar escaso de sentido del humor, de ser tan lento como paciente. Es el personaje opuesto a su predecesor, Dominique de Villepin -brillante y buen orador, patriota encendido-, pero encarna a la perfección la necesidad de restablecer lazos con todos los aliados posibles en Europa y reparar las relaciones con EE UU.
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