La policía uzbeka mata a 20 presuntos terroristas
Una bomba explotó ayer junto a un puesto de control de tránsito en las cercanías de Tashkent, la capital de Uzbekistán, y acto seguido se desencadenó un intenso tiroteo entre los policías y los atacantes, que se dieron a la fuga. Las fuerzas de seguridad uzbekas se lanzaron en persecución del grupo de asaltantes y lograron cercarlo. Según un comunicado oficial del Ministerio del Interior difundido en la televisión pública, 20 supuestos terroristas y tres policías murieron en el enfrentamiento. Un miembro de las fuerzas de seguridad que participó en la operación dijo a France Press que entre los muertos había tres mujeres que llevaban un cinturón de explosivos.
El ataque se produjo al día siguiente de que tres atentados dejaran al menos 19 muertos y 26 heridos en esa ex república soviética y que se ha convertido en aliada de Estados Unidos después del 11-S. Este incidente no fue el único ayer. Además, un microbús voló por los aires en las cercanías de la presa de Charbak, también en los alrededores de la capital. En caso de que la presa hubiera sido destruida, sus aguas podrían haber inundado completamente Tashkent, aseguran los expertos.
Pista islamista
Las autoridades uzbekas respondieron a la ola de atentados que está azotando esa república multiplicando las medidas de seguridad en Tashkent y en las otras ciudades importantes. Todos los accesos a la capital están bloqueados, los mercados no funcionan, y la policía detiene y registra a todos los vehículos y peatones sospechosos. Las autobuses interurbanos dentro de la provincia de Tashkent y los trenes de cercanías han sido suspendidos. Aunque no hay pánico entre la población, las calles estaban casi vacías ayer.
El Ministerio de Exteriores uzbeko interpreta los últimos acontecimientos como "atentados terroristas semejantes a los que ha habido en algunos países extranjeros". La mayoría de los observadores opinan que esta ola de violencia es obra de la organización musulmana extremista Hizb at-Tajrir (Partido de la Liberación) o del Movimiento Islámico de Uzbekistán. Así piensa, por ejemplo, Misir Ashirkúlov, secretario del Consejo de Seguridad Nacional del vecino Kirguizistán.
Los servicios secretos de ese país, también de población musulmana, están colaborando estrechamente con sus colegas uzbekos, señaló Ashirkúlov, quien agregó que la frontera entre ambas repúblicas ha sido reforzada para impedir que los extremistas pasen, como lo han hecho en el pasado, a territorio kirguiz. La policía uzbeka, mientras tanto, ha detenido a 11 personas de las que se sospecha que están viculadas a los últimos atentados. Desde Londres, el representante de Hizb at-Tajrir negó categóricamente que su partido tuviera algo que ver en los incidentes de ayer y anteayer, ya que su organización, afirmó, rechaza la violencia y no utiliza ni el terrorismo ni la lucha armada para conseguir sus objetivos.
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