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BIOLOGÍA | Sustitución de herbicidas y pesticidas químicos

Los hongos muestran su potencial en el control biológico de plagas en cultivos

Tradicionalmente, se aplican para el control de las plagas y enfermedades en plantas productos químicos que pueden ser perjudiciales para la salud humana, los animales y para el medio ambiente. Por ello, desde hace años se plantea como alternativa el control biológico, una fórmula basada en el uso de enemigos naturales de plagas y enfermedades, que no daña el medio ambiente. El problema de esta técnica radica en su eficacia a corto y medio plazo.

La Universidad de Alicante albergó recientemente un debate sobre el tema. "El problema del control biológico es que es más lento que el químico y en ocasiones falla, pero lo que debe quedar claro es que ambos se basan en filosofías diferentes", explica Luis Vicente López, catedrático del Laboratorio de Fitopatología de la Universidad de Alicante (UA). "En el control químico se trata de erradicar el problema con elevados costes medioambientales (incluyendo la aparición de resistencias), y en el control biológico se plantea la necesidad de tratar de convivir con las plagas y enfermedades en niveles que no supongan un problema económico", matiza Jesús Salinas, profesor titular de Botánica y Fitopatología de la UA.

Malas hierbas

Hans-Börje Jansson, catedrático del departamento de Ecología Microbiana de la Universidad de Lund (Suecia), actualmente en la UA, lleva años trabajando en el laboratorio en el control biológico de nematodos que causan enfermedades en muchos cultivos, y Barbara Schulz, del Instituto de Microbiología de la Universidad Politécnica de Braunschweig (Alemania), estudia cómo aplicar estos organismos de control biológico desde el interior de las plantas.

Esta investigadora ofreció algunos ejemplos prácticos de utilización de hongos para el control de malas hierbas. "Son hongos que colonizan la planta pero no causan una enfermedad, sino que protegen a la planta del ataque de otros hongos patógenos, y en ocasiones, incluso, está comprobado que fortalecen a la planta para poder tolerar situaciones extremas, como suelos muy pobres", explica Schulz, quien asegura que cada día aumenta el interés en la materia, ya que se descubren más casos en los que los hongos no perjudiciales conviven con las plantas.

"Además, por parte de la Unión Europea se fomenta la política de reducción de los productos fitosanitarios peligrosos en la agricultura, con lo que algunos de ellos tienen fecha de límite de uso", recordó López. En su laboratorio, en concreto están interesados en sustituir el bromuro de metilo, un gas que se utiliza en las plantaciones hortofrutícolas, para combatir nematodos y otros patógenos, por los hongos nematófagos, una técnica biológica. "Este gas se utilizó en la Segunda Guerra Mundial para combatir en las trincheras, es un gas terrible que, además de sus efectos tóxicos, destroza por completo el ecosistema del suelo, y afecta también a la capa de ozono", dijo.

Todos los expertos que participaron en el debate reconocieron la importancia de la investigación en el control biológico de plagas para poder "obtener soluciones efectivas". Schulz realizó un experimento para el control de las malas hierbas, en concreto de la especie Cirsium arvense, un cardo que se ha convertido en un problema para la agricultura. De 900 cepas de hongos ha seleccionado cuatro que por sí solas o en combinación pueden combatir estas malas hierbas. Si esta técnica resulta efectiva en el futuro, los hongos beneficiosos se podrían utilizar en lugar de herbicidas químicos. La investigadora germana comentó que esta mala hierba tiene unas raíces muy profundas, por lo que "incluso con las medidas químicas de control es difícil combatirla. Sin embargo, los hongos seleccionados la parasitan y la matan de raíz". El éxito de sus investigadores ha despertado el interés de una compañía alemana que intenta combinar estos cuatro hongos como si se tratara de un herbicida biológico. "De momento, la compañía utiliza un hongo solo, pero creo que la combinación de los cuatro será más interesante y eficaz", augura Schulz. El problema del control químico de estas malas hierbas que tienen raíces tan profundas es que los herbicidas químicos convencionales actúan sobre la parte aérea superficial y no resuelven el problema.

Jansson, por su lado, trabaja en el control biológico de otro tipo de organismos que causan enfermedades a las plantas que son los nematodos, pequeños organismos con forma de lombriz que atacan a las raíces de los cultivos y reducen la producción. En Suecia durante 25 años analizaron los mecanismos básicos de funcionamiento de los hongos nematófagos. "Estos agentes de control son capaces de matar a los nematodos que afectan a cultivos, y es muy importante saber en el laboratorio cómo funcionan", explica el profesor sueco. Otra línea de trabajo que aplicaron consistió en tratar de estudiar estos organismos que matan nematodos desde un punto de vista ecológico en el campo y observar su evolución en varios cultivos. Como conclusión más importante es que se encontraron organismos con un gran potencial en el control biológico, "pero sin estudiarlos a fondo se han aplicado en el campo para ver cómo reaccionaban. El problema de esta manera de actuar es que muchos experimentos fracasaron y otros acertaron, pero todo ello le dio al control biológico un mal nombre, porque la gente no se fiaba del todo", recordó Jansson.

Barbara Schulz y Hans-Börje Jansson, al fondo, en un debate en la Universidad de Alicante.
Barbara Schulz y Hans-Börje Jansson, al fondo, en un debate en la Universidad de Alicante.OLIVARES NAVARRO

Reducir los químicos

El control biológico de plagas es compatible con otras técnicas limpias de control que se utilizan en agricultura, como la solarización, con las que se matan patógenos. También se pueden utilizar pesticidas o fungicidas de baja residualidad; es decir, de lo que se trata es de reducir la cantidad final de fitosanitarios químicos. "El problema no es baladí, ya que la Unión Europea tiene previsto reducir drásticamente el catálogo de productos químicos para control de plagas y enfermedades agrícolas, lo que, en parte, se debe a que los residuos de productos fitosanitarios han llegado incluso hasta el agua o los alimentos que consumimos", concluye el catedrático de la Universidad de Alicante Luis Vicente López.

El profesor Jesús Salinas incide en que "el fallo fundamental del control biológico es que al principio se utilizó como si fuera un producto químico, el agricultor estaba acostumbrado a utilizar un producto y matar al causante de la plaga o la enfermedad; pero en el control biológico es distinto, no se trata de eliminar un organismo perjudicial, se trata de controlar su presencia y conseguir que su crecimiento sea limitado". Los investigadores destacan que la ventaja del control biológico es que no deja residuos y no afecta a organismos beneficiosos. "Es una estrategia distinta", apunta Hans-Börje Jansson, especialista sueco, quien considera que es muy importante conocer la base de cómo funcionan los agentes de control biológico, y cómo crecen y se desarrollan en laboratorio y en el campo.

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