Cisma sin precedentes en los países árabes
Túnez defiende el aplazamiento de la cumbre de la Liga Árabe por las diferencias "en el fondo y en la estrategia"
Acosado por Estados Unidos e Israel, enfrentado a sus propios problemas internos con una sociedad que cambia con más rapidez que sus dirigentes y confuso ante el cada día más alarmante fenómeno del terrorismo, el mundo árabe se dio de bruces en la noche del sábado con la realidad de su desunión. Ayer, muchas capitales árabes seguían conmocionadas por lo que muchos de sus líderes consideran "una salida de tono" del presidente Ben Alí, que decidió aplazar la cumbre de la Liga Árabe, que debiera de haberse celebrado ayer y hoy en Túnez, cuando algunos de los jefes de Estado tenían ya un pie en el avión y las banderas de los 22 países flameaban al viento en la capital tunecina para darles la bienvenida.
La diplomacia de Ben Alí sostiene que se vio forzada a tomar esa medida porque las diferencias, tanto "en el fondo como en la estrategia", impidieron a los ministros de Exteriores de los 22 países, reunidos desde el pasado viernes, "cerrar la agenda" de la cumbre. Pero la propuesta de Egipto, que apoyan Arabia Saudí, Jordania, Bahrein y Yemen, de celebrarla en El Cairo dentro de un par de semanas no ha hecho más que profundizar aún más la división entre ese bloque de países y los más cercanos a Túnez, que son fundamentalmente los magrebíes. Túnez insiste en que le corresponde a él hospedar la cumbre.
Las reuniones preparatorias dejaron claro que, al menos, hay dos bloques en el interior de la Liga Árabe. Uno, el de los que quieren que esta organización sea más eficaz y resolutiva, con las miras puestas hacia una mayor integración de los países árabes y que encabeza su secretario general, el egipcio Amr Mussa. Fuentes diplomáticas de ese entorno sostienen que Túnez y la "nueva Libia pro estadounidense", además de Marruecos y en cierta medida también Argelia, han tratado de dinamitar ese avance. Túnez, país controlado con puño de hierro por Ben Alí, lo desmiente y sostiene que "no se han escuchado sus propuestas de democratización".
Argelia ya había apuntado que no era el mejor momento para la reunión árabe. El proyecto de EE UU del Gran Oriente Medio, que engloba de Marruecos a Pakistán, supuso un nuevo bombazo para el mundo árabe, convencido de que la iniciativa del cambio debe partir del interior de ellos mismos y no venir impuesta desde el exterior. Pero la puntilla que desencadenó el aplazamiento fue, sostienen fuentes diplomáticas, el asesinato por el Ejército israelí del jeque Yassin, líder del movimiento islamista radical Hamás. La incapacidad de dar una respuesta unida contra el terrorismo, "venga de donde venga", fue, según el portavoz tunecino, uno de los obstáculos infranqueables para celebrar la cumbre.
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