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Los islamistas turcos logran una clara victoria en las elecciones locales

El partido de Erdogan revalida su política de acercamiento a la Unión Europea

Juan Carlos Sanz

Los islamistas moderados turcos, que gobiernan en Ankara desde finales de 2002, revalidaron ayer su política de acercamiento a Europa con una clara victoria en las elecciones municipales, en las que sumaron más del 42% de los votos, según los primeros resultados oficiales. El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas turcas), del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, conserva las alcaldías de Estambul y Ankara.

La fragmentada oposición socialdemócrata sigue controlando Esmirna, la tercera ciudad del país.Como en los anteriores comicios locales, los nacionalistas kurdos han concentrado su fuerza en el sureste de Anatolia, donde acaparan más de un 55% de los votos en municipios como Diyarbakir.

Diez años después de que despuntaran en la escena política también en unas elecciones locales, los islamistas turcos acumulan hoy una cuota de poder impresionante. El AKP gobierna en solitario al contar con dos tercios de los escaños del Parlamento de Ankara con poco más de un tercio de los votos emitidos en las legislativas de noviembre de 2002 gracias a un sistema electoral -un exorbitante umbral del 10% de los sufragios nacionales- que expulsó de la Cámara a todos los partidos tradicionales, excepto a los socialdemócratas del Partido Republicano del Pueblo (CHP). Los resultados de las municipales de ayer -52% de los votos en Ankara, 43% en Estambul- parecen relegitimar su victoria de 2003 y culminan una década de gestión local sin escándalos de corrupción. En contra de los sondeos, que vaticinaban un triunfo islamista, el CHP salva su feudo de Esmirna, con más del 47% de los sufragios, y mantienen en su poder estratégicos distritos municipales de Ankara y Estambul, donde residen las élites políticas, económicas y culturales de la Turquía laica y prooccidental. En el sureste de Anatolia, donde se concentra la mayoría de la población kurda, el Partido Socialdemócrata (una escisión del CHP en la que se han integrado los nacionalistas kurdos) es de lejos la fuerza hegemónica, con resultados próximos al 60% en Diyarbakir, la capital del Kurdistán turco.

Una vez revalidada su política en las urnas y su control sobre las principales ciudades, el AKP se dispone a impulsar la incorporación de Turquía a la UE con una serie de reformas constitucionales y legales. Acabar con la jurisdicción especial antiterrorista instaurada tras el golpe de Estado de 1980 y acotar el papel de los militares en el Estado son los próximos pasos anunciados por el Gabinete islamista, que confía en poder superar con éxito este año su primer examen de ingreso en Europa.

La UE se ha comprometido a fijar en diciembre una fecha para el inicio de las negociaciones de adhesión si Turquía acelera sus reformas democráticas y cumple con los llamados Criterios Políticos de Copenhague, que fijan el listón de mínimos para aceptar a un país candidato. Ankara ya ha dado pasos decididos en ese sentido, como la abolición de la pena de muerte, el levantamiento de la prohibición de la lengua kurda en la enseñanza y la televisión o la desaparición del control explícito de la cúpula militar sobre el Gobierno.

Los buenos resultados económicos de la gestión de los islamistas moderados chocan, sin embargo, con el incremento del desempleo, que se ha disparado por encima del 20%. Pero Erdogan, que empezó su carrera como alcalde de Estambul hace 10 años, tiene que sortear antes el escollo de la partición de Chipre, el país mediterráneo dividido desde 1974 tras la invasión militar turca del norte de la isla. De la mano del Gobierno de Atenas, el Ejecutivo de Ankara trabaja estos días contrarreloj en Suiza para que las autoridades grecochipriotas y turcochipriotas cierren un acuerdo de reunificación.

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Una mujer turca vota ayer en Ankara. Al fondo, un retrato de Ataturk, el fundador de la Turquía moderna.
Una mujer turca vota ayer en Ankara. Al fondo, un retrato de Ataturk, el fundador de la Turquía moderna.REUTERS

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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