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Reportaje:EL TRATAMIENTO DEL ATENTADO DEL 11-M EN COLEGIOS Y FAMILIAS

Duelo en vez de Fallas

Los colegios valencianos se esfuerzan en explicar a los alumnos el 11-M, ocurrido la víspera del inicio de las fiestas populares

Ignacio Zafra

Los niños de 1º de primaria del colegio público Carlos Salvadores, de Valencia, seguían preguntando una semana después de los atentados del 11-M si no le habría pasado "algo malo a Roger", un compañero ecuatoriano de seis años que había dejado la escuela tiempo atrás para irse a vivir a Madrid.

El eco de las explosiones en la capital alcanzó a unos alumnos que se preparaban para el inicio de las Fallas. Los centros escolares de Valencia -y muchos en Alicante y Castellón- llevaban semanas construyendo su particular escultura, que preveían quemar el 12 de marzo. Casi todas permanecen hoy arrumbadas en algún trastero. Los que optaron por consumirlas en la cremà le dieron al acto un contenido de solidaridad con las víctimas, y añadieron a la falla crespones negros o elementos alusivos a los trenes que se dirigían a Atocha.

"A los niños les cuesta mucho interpretar algo así", dice Teresa, directora del colegio Doctor Barcia Goyanes; "ven la muerte como algo lejano, que sólo les produce miedo".

Para ayudar a los estudiantes a digerir el horror y el sinfín de imágenes que siguieron a los atentados, los profesores explicaron a sus alumnos más pequeños lo que había ocurrido, y dialogaron con los mayores acerca de la violencia. Con los primeros, Inma Palomina, del colegio El Grau, recurrió al día de la paz, celebrado el 30 de enero: "Lo que ha pasado hoy es lo contrario a lo que festejamos entonces". En el Carlos Salvadores, cuyo número de alumnos es similar al de los fallecidos en los ataques terroristas, una profesora utilizó una comparación: "Imaginad que vienen unos señores malos al colegio...".

Las fiestas, bailes y chocolatadas previstas para el día 12 fueron anuladas. El colegio Nou d'Octubre hizo en su lugar un gran mural en el que cada estudiante colgó un lazo negro, y en el que podía leerse: Yo también me siento víctima del terrorismo. "Los minutos de silencio fueron impresionantes, y hasta los niños de tres años lo cumplieron impecablemente", dice la directora, Rosalía Molina. En el Antonio Machado se escuchó Imagine, de John Lennon; en muchos otros, como el Doctor Barcia Goyanes, sonaron requiems, y en Les Carolines, varios alumnos leyeron manifiestos por la paz.

Los pedagogos de todos los centros coinciden en rechazar las imágenes demasiado "cruentas" mostradas "una y otra vez" tras los atentados, por el efecto que puede tener en los niños. "Por un lado, espantan, y por otro, inmunizan ante el sufrimiento", opina la directora del Federico García Lorca. Como el resto de sus colegas, tampoco son partidarios de ocultarles la verdad: "Tienen que saber que el dolor existe y tienen que aprender también a superarlo".

Quema de una falla en el centro Patufet de Valencia en honor de las víctimas.
Quema de una falla en el centro Patufet de Valencia en honor de las víctimas.M. TORRES

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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