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DE LA NOCHE A LA MAÑANA
Columna
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Después de la caída

No se sabe dónde depositará ahora los testículos el ministro en funciones Arias Cañete en relación con su viril defensa de un Plan Hidrológico Nacional que acabará haciendo aguas por todas partes

Sainete trágico

El contundente rechazo de los ciudadanos a la política de José María Aznar, auténtico perdedor de las elecciones generales, es en todo homólogo a la brutalidad de sus maneras de gobernar en la última legislatura. Y su modelo obedece más a las reglas del sainete que al de las grandes tragedias shakespeareanas, más próximo como está (con las variantes necesarias) al despropósito de Los cuernos de Don Friolera que a la catarsis de Macbeth. Ni siquiera en eso ha sabido el ya -por fortuna para todos- ex presidente guardar las formas que convienen al buen gobernante. Sólo el tiempo dirá a santo de qué desorden de conducta ese oscuro funcionario se creyó investido de una misión de capital importancia en la Historia de España, asunto que raya con el delirio en personajes como Acebes o Zaplana. Ahora se trata de borrar cuanto antes de la vida de a diario su muy amaga memoria.

Artes escénicas

Es casi un insulto que un montaje como Las comedias bárbaras, cualesquiera que fueran las circunstancias de su producción, obtenga sólo un escuálido galardón al mejor vestuario en la gala de entrega de los premios de las Artes Escénicas de la Generalitat. Si se trataba de advertir a alguien de algo, hay mil maneras de hacerlo, y todas deberían excluir el castigo al magnífico trabajo de Bigas Luna. Parece que el jurado de los premios opta de nuevo por el café para todos, pese a que también suene a desdén interesado que un trabajo como Les llums, de Moma Teatre, haya sido poco menos que relegado a favor de Un enemic del poble, un montaje correcto pero sólo deslumbrante en la exacta actuación demudada de Enric Benavent. Por lo demás, es bastante improbable que la danza contemporánea resucite de su letargo a fuerza de abrumarla con galardones a diestro y siniestro.

Pavor civilizado

No es el respeto por la etnología, ni siquiera por la antropología, lo que distingue las reiteradas afirmaciones de Bush Bis y de nuestro querido ex presidente Aznar en el sentido de que el terrorismo internacional supone una amenaza al mundo civilizado, y no sólo por la constatación de que el terrorismo está precisamente civilizado en sus esferas de actividad. No parece más civilizado, cualquiera que sea la dimensión que se otorgue al término, destrozar militarmente un país con el propósito de emprender grandes negocios en su reconstrucción, ni se entiende nada de lo que pasa si no se admite que Bin Laden, caso de que exista, es quizás tan civilizado como Bush, de cuya existencia no cabe la menor duda. Y no se trata de una lucha de civilizaciones, como diría un chalado peligroso a lo Huntington (que, por cierto, parece chino si las sílabas de su apellido se separan con un guión) sino de lo que algunas de sus manifestaciones son capaces de generar.

Desde luego que no

Siempre ocurre lo mismo, tanto en los motivos de fiesta como en las celebraciones del dolor. Siempre hay alguien, incluso alguienes que -acaso porque se tiene a la poesía por la forma más excelsa de expresión hablada o escrita- se descuelga con unos versitos de producción propia o ajena para aderezar su manifestación de alegría o su irreparable registro del dolor. Esa delegación de los sentimientos es en casi todo homóloga al desamparo de las chicas proletarias de posguerra que tarareaban las letras de las desgarradas canciones de Concha Piquer mientras ponían el hervido al fogón o barrían las baldosas con una escoba más áspera que los tiempos que les tocó vivir. Por decirlo de una manera brutal, tan necesario como decir no, y lo más fuerte posible, cada vez que toque pronunciarse sobre una barbaridad, es que esa actitud cívica no se ampare en ripios de Sabina o Ana Belén, mensajes de Almodóvar o lamentos de Lluís Llach. Aunque sólo por poner a salvo del desastre una cierta higiene mental.

Mientras tanto

¿Es sólo una sensación deudora de un prolongado periodo festivo o el gobierno de Francisco Camps se encuentra más bien en el autismo del que no sabe ni contesta? ¿Cambiará en algo la situación la temeridad de Rajoy al nombrar a Zaplana portavoz parlamentario en la oposición madrileña? En todo caso, repetir viejas consignas no parece la opción más acertada para resituarse en los cambios que se avecinan. Los grandes proyectos zaplanescos en la comunidad que utilizó como rampa de lanzamiento están bastante tocados, por no decir que lo suyo es hacer aguas de manera concluyente. En Bruselas se resisten a dar el visto bueno a un plan hidrológico que consideran carente de motivación sensata y de más que dudosa pertinencia. Y si el agua debe venir del acuerdo con el noroeste peninsular, de nada vale irse a Murcia a tomar café.

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