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Análisis:ESTA SEMANA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La última batalla

Como el que no quiere la cosa y sin apenas tiempo para disfrutar del triunfo electoral, Manuel Chaves ha seguido dando muestras de cómo ganar batallas sin apenas inmutarse y, por supuesto, sin emitir ruido alguno. La más inmediata ha sido la de la incorporación de Magdalena Álvarez al Gobierno de la nación ocupando un puesto de relevancia, sobre todo para Andalucía, como es el Ministerio de Infraestructuras (Fomento). Mientras aguardaba en silencio, se observaban las evoluciones del presidente de la Generalitat que había puesto, también, los ojos en este departamento. Pero, a diferencia de Chaves, Pascual Maragall fue pregonando por ahí sus preferencias para colocar en dicha responsabilidad a José Montilla, el hombre fuerte del PSC.

Tenía argumentos, decía. En manos de un catalán, ese ministerio apostaría por un concepto de desarrollo de las infraestructuras que rompería con el modelo actual, excesivamente pendiente de la centralidad de Madrid. Había que hacer una apuesta por la periferia, afirmaba. Buenos deseos que no han sido suficientes para convencer a Rodríguez Zapatero quien, al final, se ha inclinado por Álvarez quien, por cierto, se las tendrá que ver con un cambio sustancial al pasar de ejercer una función de control y administración de recursos a una eminentemente inversora. En todo caso, de ella se espera mucho en Andalucía, comunidad que ha visto, año tras año, cómo importantes fondos europeos se iban a otros lugares. Ella también puede y debe articular ese buen discurso que plantea el político catalán a favor de la periferia del Estado.

Con ello se cumple, además, parte de lo que Chaves pidió a Zapatero cuando éste le reclamó la incorporación a Madrid tanto de Álvarez como de Carmen Calvo, Perales y demás. "Si tiras de ellos", vino a señalar, "que sea para algo, para ocupar puestos de trascendencia, ya que en Andalucía ellos tienen tareas importantes que desempeñar". Así las cosas, ese planteamiento del presidente andaluz se está cumpliendo. No sería entendible que las cosas ocurrieran de otra forma y adjudicaran a algunos de los notables andaluces ministerios y otros cargos de menor relieve político. En fin, que esta batalla la ha ganado Chaves sin despeinarse y, a lo que se ve, sin bajarse del autobús, como esa otra de zanjar, de un solo golpe, el incipiente debate sucesorio que algunos pretendían azuzar más de lo debido. De modo que María del Mar Moreno para presidenta del Parlamento Andaluz y José Caballos portavoz del grupo socialista. A tenor de la respuesta de unos y otros, la decisión no ha podido ser más acertada, con lo que se camina en la dirección correcta para conseguir ese objetivo que se han marcado los socialistas de dar prestigio a la mayoría absoluta.

Ese principio, con todo, se pondrá a prueba esta semana con el inicio de las negociaciones del PSOE con el resto de grupos políticos para la constitución de la Mesa del Parlamento. Deberán ser otros lo que cedan, señalan, para tratar así de conseguir que todos los grupos estén representados. Pero ya en el PP anuncian que no están dispuestos a renunciar a uno de los puestos que tenían. A ver qué solución tiene este asunto, máxime cuando los socialistas no están por la labor de incrementar el número de miembros de la Mesa, que de seguir así se va a convertir en una asamblea de astilleros antes que en un manejable y eficaz órgano de gobierno de la Cámara.

Pero, para solución feliz, la que se ha adoptado en el seno de los populares andaluces. Este jueves aterriza como presidente Javier Arenas. Regresa con la difícil misión de recuperar el terreno perdido, de sacar del boquete en el que se encuentra el PP tras el estrepitoso fracaso cosechado en las elecciones. El relevo de Teofila Martínez se hace así de forma modélica, según aseguran, sin derramarse ni una gota de sangre. Suena rara, rara, tanta paz, tanta falta de debate interno, ahora que las cosas pintan mal. Pero, si así lo han querido, será lo mejor para ellos dado que tienen que prepararse a fondo para la dura travesía que se aprestan a soportar en esta legislatura.

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