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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El sobresalto de formar equipo

Soledad Gallego-Díaz

De José Luis Rodríguez Zapatero, el próximo presidente del Gobierno, se sabe bastante bien el programa político que quiere llevar a cabo en esta legislatura, porque lo ha reiterado a lo largo de la campaña electoral en varias ocasiones. Lo que nadie tiene tan claro es el equipo con el que quiere llevar a cabo esa labor. Son seguros algunos nombramientos, pocos, así como la presencia de un 50% de mujeres en el Gabinete; pero en los primeros días se han registrado ya tantas sorpresas que son pocos los que se han arriesgado a adelantar quinielas completas. O el nuevo presidente no lo tenía todo pensado, o no le salen siempre bien las combinaciones, o, lo que es también muy posible, le gusta sobresaltar a sus equipos.

Los atentados de Madrid ponen de relieve una actitud reacia del CNI a dar crédito a la amenaza de Al Qaeda como un peligro y una realidad inmediata

Sorpresa fue, por ejemplo, la elección de Manuel Marín como candidato a la presidencia de las Cortes, cuando muchos en el PSOE creyeron que se le había ofrecido la cartera de Defensa. Más sorpresa aún supuso, la semana pasada, que José Bono aceptara ese mismo departamento militar, cuando todo el mundo le cantaba como ministro de Seguridad.

Una de las pocas cosas claras es que Rodríguez Zapatero da mucha importancia al papel que va a desempeñar en todo su mandato la negociación parlamentaria, y que por eso quiere un portavoz en el Congreso, y negociador en jefe, muy experimentado. El puesto parece que ni pintado para Alfredo Pérez Rubalcaba, un un ex ministro socialista que colaboró con Zapatero desde el primer momento y que tiene, probablemente, el mayor currículo negociador de todo el PSOE. Pero Rubalcaba ha sido también, durante muchos años, el interlocutor elegido de todos los Gobiernos del PP para tratar temas relacionados con el terrorismo y la seguridad nacional, así que las dudas se mantuvieron hasta el final.

Tal y como han quedado configuradas las dos cámaras, no es nada aventurado decir que el Parlamento que abrirá sus puertas el próximo día 2 de abril será mucho más vivo que el de legislaturas anteriores. Sobre todo porque los socialistas no tienen mayoría absoluta y necesitarán pactar permanentemente con otras fuerzas políticas, especialmente para hacer aprobar, o modificar, leyes que exijan más de 175 votos. En esos casos tendrán que alcanzar acuerdos a tres bandas; es decir, con otros dos grupos.

En el Senado, el PSOE necesitará también continuas alianzas para evitar que el PP haga uso de su posibilidad de retrasar algunos procedimientos o de abrir comisiones de investigación a su voluntad.

El tema de las comisiones de investigación promete convertirse en uno de los más agitados del inicio de la legislatura, porque José Luis Rodríguez Zapatero prometió facilitar su creación, y porque una de las primeras tendrá que ser la que averigüe qué informes poseía o manejaba el Gobierno de José María Aznar para apoyar la invasión de Irak y el envío de tropas españolas de apoyo. El propio Jesús Caldera ofreció durante la campaña electoral desclasificar los documentos secretos que fueran necesarios para que el Congreso de los Diputados pudiera dictaminar con seriedad.

Falta de información

El principal problema con que se va a tropezar el nuevo Gobierno de Rodríguez Zapatero no se va a derivar, sin embargo, de esa investigación sobre el papel de las fuerzas españolas en Irak, sino de los datos que se van desgranando respecto a los atentados sufridos el 11 de marzo.

La existencia en Madrid de una célula dormida de Al Qaeda, y los informes desclasificados esta semana por el Gobierno del PP, han puesto de relieve una preocupante falta de información por parte de los servicios de inteligencia españoles y, sobre todo, una actitud muy reacia del CNI, dirigido por Jorge Dezcallar, a dar crédito a esa amenaza como una realidad inmediata y terrible. Y eso es algo que no se puede solucionar en pocos días ni con la mejor de las voluntades.

El Gobierno de Rodríguez Zapatero tendrá que esforzarse por dar un giro en las prioridades de trabajo de los servicios de información. Y sobre todo, tendrá que acelerar el intercambio de información dentro de la Unión Europea no sólo respecto a ETA, sino también frente a este nuevo tipo de terrorismo.

El próximo presidente del Gobierno tiene previsto, de momento, acudir esta semana en Bruselas a la reunión de Partidos Socialistas Europeos, que precede a la cumbre de la UE, a fin de informar sobre lo ocurrido en Madrid y promover una discusión abierta sobre la lucha contra el terrorismo. La próxima vez ya acudirá a Bruselas como presidente del Gobierno español.

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