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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ética y libertad

Sin duda una de las razones que explican la proliferación de nuevos contextos de reflexión ética y política que abren horizontes inesperados para la filosofía práctica es la libertad. Porque vivimos en un mundo sostenido en el régimen de la libertad se hace perentorio un análisis del campo de las relaciones interpersonales, del marco de la investigación científica y técnica en relación con la protección del medio natural, una nueva formulación de los derechos del individuo sobre la eutanasia, sobre el aborto y una revisión del concepto de vida a la luz de las nuevas investigaciones en bioética, así como un concepto diferente del trabajo o del Estado. La libertad efectiva, en nuestras sociedades, nos pone una y otra vez delante de nuevas encrucijadas y parece evidente que cuanto mayores son las condiciones de libertad en que los individuos realizan sus tareas cotidianas y entablan relaciones con sus semejantes y con la naturaleza, más numerosos son los escenarios en que la reflexión ética se siente llamada a intervenir toda vez que se van sucediendo, de modo constante y sostenido, situaciones inéditas que los viejos principios de la ética y la religión tradicionales no llegan a resolver. Que más tarde la ética, la ciencia política o el derecho resuelvan los nuevos problemas de manera consistente es otra cosa: véase si no la forma en que hace unos pocos días se zanjó, por medio de una chapuza jurídica a tono con los postulados éticos del individualismo contemporáneo, el escalofriante caso del caníbal alemán.

DESACRALIZAR LA VIDA HUMANA. Ensayos sobre ética

Peter Singer

Edición de Helga Kuhse

Traducción de Carmen García Trevijano

Cátedra. Madrid, 2004

494 páginas. 25 euros

UN SOLO MUNDO. La ética de la globalización

Peter Singer

Traducción de Francisco Herreros

Paidós. Barcelona, 2004

224 páginas. 17 euros

Aunque parece disparatado afirmar como hace Helga Kuhse -quien prologa y edita uno de los libros que aquí comento- que Peter Singer "es casi con seguridad el más conocido y más leído de los filósofos contemporáneos [...] uno de los más influyentes y el que haya cambiado más vidas que ningún otro filósofo del siglo XX", es verdad que Singer es un auténtico abanderado de la nueva ética comprometida, un pensador profundamente implicado en la extensión de la libertad sin abandono de la justicia y del reconocimiento de los intereses, las necesidades y los valores de los pobres, los oprimidos y los débiles, defensor de los derechos de los animales, crítico de la sociedad neocapitalista liberal, ecologista radical y militante comprometido contra el programa de la denominada "globalización" que, según afirma en Un solo mundo: "Es algo que ha sido traído al mundo por una conspiración llevada a cabo por ejecutivos de corporaciones reunidos en Suiza" (página 23).

De los dos libros reseñados

aquí, Desacralizar la vida humana es el que mejor representa la amplitud y profundidad del enfoque ético comprometido que defiende Singer. Compuesto por una variada gama de contribuciones: artículos, ponencias en congresos, entrevistas, ensayos donde se hacen acotaciones a sus propios postulados con relación a la "liberación de los animales" que promueve, y extensas y prolijas consideraciones polémico-casuísticas sobre la eutanasia, la regla de vida vegetariana y los principios de la llamada "ecología profunda", sin olvidar la constante referencia y cotejo de sus planteamientos con los del utilitarismo clásico, con Darwin y con el neokantismo liberal de Rawls y las filosofías de Hegel y Marx, con las que Singer de una u otra manera está emparentado, este libro permite vislumbrar la envergadura política de su posición y la radicalidad de sus planteamientos que, hacia el final, van convergiendo sin matices hacia una filosofía militante y hacia la necesidad de renovar el paradigma del pensamiento de izquierdas.

Singer encuentra especialmente urgente rearmar el bagaje teórico de la izquierda "tras el colapso del comunismo y el abandono por parte de los partidos socialistas democráticos de su tradicional objetivo de nacionalizar la propiedad de los medios de producción" (página 449). Así, su "ética práctica" acaba revelándose en definitiva como lo que es: una nueva doctrina de la salvación, que conserva los mismos ribetes redentoristas que tenía el pensamiento socialista clásico, pero que se ve retroalimentada por añadidura por el examen de las frecuentes anomalías con las que nos enfrentamos en la época contemporánea y por el hecho incontrovertible de que el mundo sigue siendo tan injusto, tan cruel y tan despiadado con los condenados de la Tierra -para decirlo con la vieja consigna de Franz Fanon- como lo era ya en tiempos del Manifiesto comunista.

Un solo mundo muestra de forma todavía más clara el carácter militante de esta "ética práctica" puesto que resume de modo conciso los principales planteamientos del denominado "movimiento antiglobalización" aunque -paradójicamente- no parece adoptar una posición crítica al hecho en sí sino que, por el contrario, desde esa visión del mundo tan afín al marxismo que defiende Singer, la "globalización" se asume casi como un destino del modo de producción capitalista. Con una diferencia importante: si para Marx la internacionalización del capital era el signo del inminente colapso del sistema de la economía mundial, para Singer ese colapso sería, si acaso, medioambiental, y la "globalización" sólo el comienzo de un nuevo mundo al que la izquierda debe habituarse y saber contestar con objeto de evitar la destrucción del entorno natural.

Singer es rotundo: da por reconocido

que estamos en medio de un cambio climático catastrófico producido por la índole depredadora del capitalismo sobre el medio ambiente, denuncia la política de las sucesivas administraciones norteamericanas, en especial la de George Bush, como imperialista y atentatoria de los derechos de las naciones menos favorecidas, se alinea junto a los que han condenado en los distintos foros diplomáticos a la actual política económica liberal hegemónica como agente de destrucción de las economías locales periféricas, llama a reformar la Organización Mundial del Comercio para proteger a las economías débiles amenazadas y a replantear los tratados arancelarios; y se muestra, frente a todos los ámbitos en que la vida social, política y económica se ha "globalizado", favorable a la constitución de organismos transnacionales como la ONU o el Tribunal Penal Internacional adonde la izquierda debería llevar su voz para hacerla hegemónica.

En suma, parece claro que más que una ética, lo que se sustancia aquí es una política, a la que se nutre de argumentos neoutilitaristas; de un utilitarismo con paradójica pretensión de universalidad que, por lo demás, se muestra implacable con sus adversarios, ya que no les reconoce ni asomo de eticidad.

Lo que queda del lago Hanna, en Pakistán, tras su sequía.
Lo que queda del lago Hanna, en Pakistán, tras su sequía.AP

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