ANDRIYAN ASENOV: Los novios búlgaros (y 2) Por siempre en traje de boda
Todas los mañanas, Andriyan Asenov, un búlgaro de 22 años, tomaba el autobús en Torrejón, junto a su padre y su primo, para ir al barrio de Salamanca. Allí, trabajaban rehabilitando un viejo edificio. El 11 de marzo, Andriyan no fue con ellos. Debía arreglar unos papeles en Madrid y acompañó a su novia, Kalina Dimitrova, también búlgara, a la estación de tren. Su vagón explotó en El Pozo.
"Todos le llamábamos Andrés. Era mi amigo. Nos conocíamos desde hacía sólo siete meses. Pero han sido muchas horas todos los días", dice Roberto, su encargado de obra. "El lunes pasado me dijo que sus padres se habían comprado una casa en Bulgaria para, quizás, volver algún día. Andriyan no quería regresar. Era feliz aquí". Roberto continúa: "Me dijo que en Bulgaria no se podía vivir, que no existía seguridad, que casi no se podía salir a la calle. Y ahora mira...".
"Tenía un carácter fuerte, lanzado y decidido. Le gustaba hacer todas las cosas por sí mismo", recuerda su amiga Feia. Andriyan acababa de comprar una casa a cada una de sus dos hermanas, ya casadas y con hijos, en Lykotiv, el pueblo natal de la familia.
Andriyan descubrió el flamenco en las misas de la Iglesia evangélica a las que solía ir con su familia. Le encantaba. La pareja se conocía desde hacía un año. Fue amor a primera vista. Kalina dejó entonces su empleo como interna en una casa y se mudó al domicilio de Andriyan en Torrejón. Hace poco vinieron sus hermanas de Lykotiv para empezar a preparar la boda.
Los padres de Andriyan han decidido vestir los cuerpos de la pareja con los trajes que pensaban lucir en la ceremonia, antes de decidir dónde serán enterrados.-
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