_
_
_
_
Reportaje:

El vagón de los rumanos

Rumania, con 11 fallecidos, es el segundo país más afectado por el 11-M

Pablo Ximénez de Sandoval

Apenas dos horas después de las explosiones del 11-M, sonó el teléfono del despacho de Nicu Stan, cónsul de Rumania en España, cuando estaba pendiente de las confusas noticias de primera hora. "Una mujer llamó a mi despacho y me dijo: '¡Ese tren va lleno de rumanos! ¡Ha explotado el tren de los rumanos!", contaba ayer. Cinco días después, sobre su mesa hay una lista con 11 muertos, que hacen de Rumania el segundo país más afectado por el 11-M, después de España.

Los ciudadanos rumanos fallecidos son Livia Bogdan, de 27 años, que viajaba con su novio español, también fallecido; Zsigovzki Csaba, de 26 años; Nicoleta Diac, 27; Gabriela Georgeta Dima, 35; Alois Martinas, 26; Stefan Modol, 45; Mariana Negru, 40; Paula Mihaela Sfeatcu, 27; Alexandru Suciu, 19; Geneva Petrica, 26, y Ionut Popa, de 14 años. Cuatro de los cuerpos han necesitado de pruebas de ADN para ser reconocidos.

Los rumanos suelen coincidir para hablar en los vagones quinto y sexto, los que explotaron en Atocha
Más información
Asciende a 14 el número de rumanos muertos en el 11-M al identificarse tres nuevos cuerpos

La lista no está completa. Todavía hay cinco desaparecidos rumanos. Hubo además 86 heridos de esa nacionalidad, 26 de los cuales siguen en el hospital. Hoy parten diez de los fallecidos hacia su país desde la base aérea de Torrejón, donde se oficiará un funeral por el rito ortodoxo. Dos aviones Antonov 24 del Ejército rumano trasladarán los féretros y a sus familias a Bucarest.

En aquella mañana frenética, la señora le contó a Stan que en los trenes del Corredor del Henares siempre hay uno o varios "vagones de los rumanos". "Allí se encuentran cada mañana, para hablar y compartir cosas en el camino a sus trabajos", explicaba ayer Stan.

En España hay 137.000 rumanos empadronados, 27.900 de ellos en la Comunidad de Madrid. En los trenes hacia la capital, los 8.000 que viven en Alcalá de Henares se encuentran con los 7.000 que viven en Coslada, los 5.000 de Arganda o los 4.000 de Torrejón, según las cifras de la Embajada.

Según Monica Dragnea, amiga de una de las cinco mujeres fallecidas, en su país "la televisión habla todo el rato de tragedia nacional, con imágenes de los atentados". El Gobierno de Rumania ha creado una célula de crisis. En Madrid está trabajando una delegación de máximo nivel formada por el ministro de Trabajo, un alto cargo de ese Ministerio, el secretario de Estado de Sanidad y un mando de la policía.

Dragnea explica que los rumanos se encontraban siempre "entre el segundo y el tercer vagón del tren", en caso de que se bajaran en Vicálvaro para coger el metro. Ésos se salvaron de la tragedia, ya que Vicálvaro es la estación anterior a Santa Eugenia. Pero "si van a la estación de Atocha, suelen subirse entre el quinto y el sexto, porque quedan mejor situados para coger las escaleras mecánicas".

En aquellos vagones se desató la masacre el pasado jueves. En el primer tren de Atocha, las bombas estaban colocadas en los vagones primero, quinto y sexto. Los vagones de los rumanos. En el siguiente tren, el que explotó en la calle Téllez, las bombas estaban en el primero, el cuarto, y de nuevo, en el quinto y el sexto.

Los hombres, al trabajar la mayoría en la construcción, cogen el tren más temprano que las mujeres, que trabajan sobre todo en el servicio doméstico. Por ejemplo, Gheorghe, hermano de Mariana Negru, llegó en tren a Atocha 15 minutos antes que ella, fallecida en el primer tren que explotó.

"No hace más que llamar gente desde Rumania preguntando por sus familiares", comentaba ayer Nicu Stan, con aspecto de agotamiento. "Incluso ha llamado alguien para decir que su hijo vive en Santander y que no sabe de él hace tres semanas", añadía para retratar la angustia que se vive estos días en su país.

El Gobierno rumano ha establecido unas indemnizaciones para las familias de las víctimas: 300.000 lei (8.000 euros) en caso de fallecimiento y unos 2.400 euros para los heridos.

El cónsul de Rumania en España, Nicu Stan, mostraba ayer frente a la Embajada en Madrid la lista de compatriotas fallecidos.
El cónsul de Rumania en España, Nicu Stan, mostraba ayer frente a la Embajada en Madrid la lista de compatriotas fallecidos.LUIS MAGÁN

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_