Podría vivir en un país sin miedos ni engaños

Desde mi humilde posición me gustaría hacer una reflexión: por favor, no alimentemos más el fanatismo. Me gusta mi país, me gusta vivir en él, me siento cómodo, pero no soporto a los gobernantes que, retroalimentándose unos a otros, dan rienda suelta al fanatismo. ¿O acaso no es menos fanático el que decide apoyar una guerra para prevenir el terrorismo? No estamos en Estados Unidos. Nosotros pensamos. Nosotros salimos a la calle para manifestar nuestra opinión contraria a la guerra de Irak. Y nosotros hemos vuelto a salir para solidarizarnos con las víctimas del atentado de Madrid, con sus familias y amigos. ¿Acaso hay alguien que no quiera vivir en paz? ¿Acaso alguna de las personas que han muerto habían pedido ser mártir por alguna supuesta causa?

Me siento impotente. Rabioso. Dolido. Dañado. Me siento infeliz y tengo rabia porque no debería estarlo, porque podría vivir en un país sin miedos, con libertad absoluta, sin engaños ni odios.