Los políticos renunciaron a hacer declaraciones

La primera fila de la manifestación de Madrid la ocuparon los políticos y las personalidades, pero apenas tuvieron protagonismo. Habían decidido dejar la voz y la palabra a los ciudadanos. No hubo declaraciones, no hubo comentarios, sólo alguna sonrisa ante los aplausos y cabezas bajas durante los insultos y abucheos.

Cada político tenía su público. Cuando llegó el presidente del Gobierno, José María Aznar, hubo pitadas, pero también aplausos. La presencia a su lado del Príncipe de Asturias tapó los posibles enfados y los discrepantes se dedicaron a aplaudir a don Felipe. Zapatero también escuchó aplausos y a quienes, con no muy buenos modos, le dijeron "¡A trabajar, a trabajar!".

Los políticos de CiU, encabezados por el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol, acudieron junto a los portavoces parlamentarios, entre ellos Iñaki Anasagasti (PNV), Josep Antoni Duran y Xavier Trias (CiU) y Paulino Rivero, de Coalición Canaria. También estaban los secretarios generales de CC OO (José María Fidalgo) y UGT (Cándido Méndez).

Pronto los políticos quedaron eclipsados por la marea humana. Las primeras intenciones de algunos dirigentes de hacer declaraciones se desecharon de inmediato. Además, las estrictas medidas de seguridad, con decenas de agentes rodeando a cada mandatarios, las hubieran hecho inviables. Izquierda Unida quiso lucir una pancarta con un "no a la guerra". El PSOE pidió a sus militantes que no llevaran ninguna pegatina o emblema distinto al que había decidido el Gobierno. El líder socialista, Rodríguez Zapatero, ha querido evitar la bronca política al considerar, según sus colaboradores, una impudicia pelearse cuando hay tantos miles de personas inocentes sufriendo.

La presencia del Príncipe y de las Infantas conjuró cualquier tentación de politizar la marcha. Se escuharon lemas muy diferentes, que reflejaban el desconcierto que existe sobre la autoría de la matanza perpetrada el pasado jueves.