Defensa califica de "acción bélica" la toma de Perejil, pero no la intervención en Irak
Aznar impuso a los militares que asaltaron el islote condecoraciones reservadas a la guerra
Para el Gobierno, España ha estado implicada en una guerra, pero no ha sido la de Irak, sino la de Perejil. Así se deduce de las cruces del mérito militar con distintivo rojo que el presidente José María Aznar impuso el pasado día 25, en la base de Rabasa (Alicante), a 65 militares que participaron en la toma del islote, el 17 de julio de 2002. Las cruces rojas, según un decreto de 1995, sólo pueden concederse "por hechos o servicios destacados de guerra, de eficacia reiterada dentro de un periodo continuado de hostilidades o como consecuencia de actividades bélicas".
El Gobierno aprobó en agosto pasado el nuevo reglamento de recompensas militares. Entre sus novedades figura el hecho de que las cruces con distintivo rojo no sólo puedan concederse ya por acciones de guerra, sino también por "operaciones militares que impliquen o puedan implicar el uso de la fuerza armada y que conlleven unas dotes militares de mando".
En esta última definición podría encajar la toma de Perejil, en la que seis gendarmes marroquíes fueron desarmados por los boinas verdes españoles sin disparar un sólo tiro. El problema es que este decreto no entró en vigor hasta el 5 de diciembre del pasado año y, además, especifica que no puede aplicarse "a méritos contraídos con anterioridad a su entrada en vigor".
La orden de concesión de las condecoraciones a los soldados que tomaron Perejil la firmó el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, el 20 de noviembre de 2003 y se basa en el decreto de 1995. Si no quedara claro que la anterior normativa limitaba el distintivo rojo a los actos de guerra, el nuevo reglamento especifica en su preámbulo que se trata de superar una situación en la que sólo podían concederse estas condecoraciones "cuando se hubiera producido formalmente una previa declaración de guerra con carácter general. Y en el actual contexto sociopolítico", agrega, "resulta cuando menos improbable que se produzca tal declaración, pese a que las Fuerzas Armadas puedan verse implicadas en determinadas operaciones que supongan el uso de las armas".
Fuentes del Ministerio de Defensa admiten que no existió una declaración de guerra con Marruecos, ni tampoco "un periodo continuado de hostilidades", pero sostienen que la toma del islote fue una "acción bélica", ya que pudo producirse un enfrentamiento armado con una fuerza hostil, aunque al final no tuvo lugar.
El antecedente más cercano de condecoraciones militares con distintivo rojo data de diciembre de 2000, cuando recibieron esta recompensa 18 pilotos de cazas F-18 que participaron en los bombardeos de Kosovo bajo mando de la OTAN.
En cambio, el Gobierno no ha querido otorgar condecoraciones reservadas a tiempos de guerra a los 11 militares españoles muertos en Irak. A los siete agentes del servicio secreto CNI que murieron en una emboscada al sur de Bagdad el pasado 29 de noviembre se les concedió en un primer momento la cruz de la orden del mérito civil. Ante el malestar que ello causó entre los miembros del centro, por considerar que se pretendía escamotear su condición de militares, el ministro de Defensa decidió, el 5 de diciembre, concederles cruces del mérito militar. Sin embargo, a pesar de que ese día entraba en vigor el nuevo reglamento, Trillo-Figueroa optó por darles recompensas con distintivo amarillo.
El distinto amarillo, según el decreto de 1995 que se les aplicó, se concede "por hechos o servicios que entrañen grave riesgo y en los casos de lesiones graves o fallecimiento como consecuencia de actos de servicio no definidos en los Títulos I y II y siempre que impliquen una conducta meritoria".
El título I (distintivo rojo) regula los actos de guerra y el II (distintivo azul) se refiere a "operaciones derivadas del mandato de la ONU o en el marco de organizaciones internacionales". Curiosamente, a pesar de que el Gobierno asegura que España interviene en Irak bajo mandato de la ONU, no se les dio el distintivo azul, ni siquiera al capitán de navío Manuel Martín-Oar, muerto en el atentado contra la sede de Naciones Unidas en Bagdad en agosto pasado.
Defensa no consideró que la emboscada a los agentes del CNI fuese una acción bélica, a pesar de que los agentes murieron tras enfrentarse a tiros durante 20 minutos con sus agresores en un comportamiento calificado de "heroico".
Los agentes del CNI y Martín-Oar recibieron también la cruz de víctimas del terrorismo, pero esta recompensa aún no se ha otorgado al comandante de la Guardia Civil Gonzalo Pérez García, quien murió del disparo recibido el 22 de enero en un enfrentamiento en Irak con "terroristas", como los calificó el ministro de Defensa.
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