Frasecitas de campaña

Los guionistas del PP, encargados de suministrar frasecitas palpitantes a candidatos y teloneros, deslizaron en el argumentario del día algo cuya conclusión era que Hitler había llegado al poder porque los alemanes habían "hecho novillos" el día de las elecciones. José Manuel Molina, alcalde de Toledo, tradujo el mensaje estableciendo un burdo paralelismo entre quienes supuestamente utilizan el poder que les dan los votos para poner en peligro la Constitución y Adolf Hitler, "que también ganó las elecciones y luego hizo lo que hizo".

No se sabe qué resulta más irritante, si la banalización del ascenso del nazismo ("hacer novillos") o la mala fe de la comparación. Sobre los novillos, tal vez sea casualidad, pero el argumento recuerda al que utilizó Aznar en un artículo periodístico publicado en 1979: que fue el abstencionismo de los democristianos chilenos, "descansando en Viña del Mar mientras la izquierda (...) votaba en masa", lo que aupó "al poder a Salvador Allende". (La Nueva Rioja, 23-2-1979). En cuanto a la comparación del alcalde de Toledo, no es un patinazo accidental. El PP está intentando ganar las elecciones mediante la estrategia del miedo: poniendo el acento, antes que en sus propuestas, en la denuncia de los riesgos que supondría la victoria de Zapatero. Tras agotar el repertorio, sólo quedaba Hitler. Y la prueba de que el confuso argumentario del PP daba pie para la comparación es que ya la ha hecho ese alcalde.

Hace un año, tras las agresiones a militantes y ataques a sedes del PP, dirigentes de ese partido denunciaron con razón las desmesuras verbales de quienes tacharon de fascista al PP y de asesinos a sus diputados, a cuenta de la participación española en la guerra de Irak. Ahora es el presidente del Gobierno quien se permite decir cosas como que Carod fue a indicar a los de ETA que podían asesinar a concejales no catalanes como Jiménez Becerril y su mujer; antes, una ministra había acusado a los socialistas de pactar con asesinos -un lapsus, dijo-. Sólo faltaba que a alguien se le ocurriera comparar la situación actual con la de Alemania en 1933: ya ha ocurrido.

La estrategia del miedo es peligrosa porque siempre hay gente que se toma las acusaciones al pie de la letra, por absurdas que sean; pero es también juego sucio: se evitan los debates porque hay candidatos que se sienten más seguros tirando de argumentario, por infame que sea, que confrontando argumentos.