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Reportaje:

'Estrés climático' en la Junta

El PSOE denuncia que las nuevas oficinas municipales de Retiro se estrenaron con "serias deficiencias"

Una de las 14 empleadas de Línea Madrid, el servicio de atención al ciudadano de la nueva Junta Municipal de Retiro, abierta en la avenida de la Ciudad de Barcelona hace cinco meses, se acerca al visitante y le pide que apriete unas manos ateridas. "¡Toque, toque! ¿Ve cómo están? ¡Si es que esto es una nevera!", dice intentando no subir la voz. Una de sus compañeras, embutida en su anorak, señala los calefactores, pagados de su bolsillo y colocados estratégicamente bajo las mesas, con los que intentan soportar el frío en el puesto de trabajo de 9.00 a 14.00.

"Eso aquí, en la planta baja, porque tres plantas más arriba se asan de calor... Algo no funciona", explica la mujer. Incluso el policía que vigila la puerta de Línea Madrid, donde se atienden cada mañana las dudas de 300 vecinos, se suma a la protesta. "Después de unas horas aquí tengo los pies como besugos congelados. Y los compañeros que se quedan a vigilar por la noche se van enfermos por la mañana", cuenta el agente.

Todas esas quejas las resumen expertos y sindicatos en algo llamado estrés climático en el trabajo, y forman parte de las sucesivas reclamaciones planteadas por el PSOE y CC OO ante el Ayuntamiento por lo que consideran "claras deficiencias" en la obra de rehabilitación de los antiguos cuarteles de Daoiz y Velarde, que desde el pasado octubre acogen la Junta Municipal de Retiro, dependencias de Policía Municipal y un polideportivo aún sin inaugurar. Una obra iniciada hace cuatro años y con un presupuesto que se ha disparado hasta los 34 millones (un 50% más de lo previsto). A pesar de eso, "se ha dado por terminada con serias deficiencias, sin garantizar todas las condiciones de salud y seguridad en el trabajo", sostiene la edil socialista Isabel Vilallonga.

Después de recibir varias reclamaciones de CC OO, los técnicos del Servicio de Prevención de la Concejalía de Personal se desplazaron a la Junta de Retiro y elaboraron un "informe urgente de seguridad e higiene laboral", fechado el pasado 19 de febrero. En él confirman algunas de las denuncias: "Riesgo de caídas" en las escaleras porque durante la construcción alguien olvidó poner barandillas y pasamanos, ausencia de extintores en los sótanos, señalización de emergencia "deficiente", malos olores en algunas dependencias y, también, el frío que pasan en la planta baja las trabajadoras de Línea Madrid.

Además, sólo uno de los dos edificios en los que se han habilitado las oficinas de la Junta, el de nueva construcción, tiene puerta de entrada y salida, porque la del segundo inmueble es muy antigua y está cegada. De modo que, para pasar a este edificio o salir de él, los trabajadores tienen que atravesar un pasadizo que une ambos bloques. "Si hubiera un incendio sería casi más peligroso huir que quedarse en los despachos", opina una empleada, miembro de CC OO.

Sigfrido Herráez, concejal delegado de Vivienda y presidente de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV), responsable de la rehabilitación del complejo de Daoiz y Velarde, replica que los edificios reformados "aún no han sido recepcionados por el Ayuntamiento" -no están inaugurados oficialmente, aunque el centenar de empleados de la junta trabaja allí desde octubre-, y asegura que ya ha dado orden para que se subsane "cualquier deficiencia". De hecho, el Ayuntamiento visitó la Junta la pasada semana para medir las temperaturas en cada planta, y el resultado fue que en todas, incluida la de Línea Madrid, se cumplía escrupulosamente la normativa. "Nosotros seguimos pasando frío", insistían el jueves las trabajadoras del servicio municipal.

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El susto de la concejal

Los males de la nueva Junta Municipal de Retiro, levantada en los antiguos cuarteles de Daoiz y Velarde, comenzaron el pasado noviembre. Una mañana, dos de los paneles de cristal que coronan uno de los edificios estalló sin motivo aparente y cayó a la calle. La casualidad quiso que en ese momento estuviera aparcado allí el coche de la concejal-presidenta del distrito, Elena González Moñux, del PP, aunque afortunadamente ni ella ni su chófer se encontraban en el vehículo.

El susto, eso sí, fue mayúsculo, y el grupo socialista aprovechó lo sucedido para empezar a investigar si algo no funcionaba en el inmueble rehabilitado.

González Moñux admite que pasó miedo, pero sostiene que el PSOE está buscando problemas donde no los hay. "Aquello fue un hecho desgraciado, nada más. Yo confío en la profesionalidad de la EMV. Y, si hay deficiencias, se arreglan", afirma la concejal, que aquel día dio gracias "al Espíritu Santo" por salir ilesa.

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