China aumenta en un 11,6% el gasto militar para este año
El Gobierno chino ha incrementado un 11,6% el presupuesto militar para este año respecto a los 185.300 millones de yuanes (18.000 millones de euros) fijados en 2003, según dijo ayer el ministro de Finanzas, Jin Renqing, en su discurso ante la Asamblea Popular Nacional (APN), el órgano legislativo, en Pekín. China vuelve así al crecimiento de dos dígitos que ha experimentado el presupuesto de defensa en 13 de los 14 últimos años. Tan sólo 2003, con un 9,6%, rompió la norma.
Según Jin, "el aumento está destinado a mejorar la disponibilidad de las Fuerzas Armadas para el combate defensivo en un entorno de alta tecnología y a subir el sueldo de los soldados y las pensiones de los antiguos militares". El ministro no informó de cuál fue el gasto real el año pasado. Según los analistas extranjeros, la cantidad destinada al Ejército es entre el doble y el triple de la oficial, ya que las previsiones no incluyen, por ejemplo, la compra de armamento y la investigación y el desarrollo. Estados Unidos va más allá y multiplica por cuatro las cifras públicas.
China está volcada en un proceso de modernización del Ejército Popular de Liberación, que incluirá la reducción de 200.000 personas. La mayor tropa del mundo, a cuya cabeza sigue estando el anterior presidente, Jiang Zemin, quedará integrada por 2,3 millones de soldados el año que viene.
El impulso al presupuesto militar contrasta con el esfuerzo de reducción del déficit público. Jin Renqing aseguró que este año será casi igual a los 319.800 millones de yuanes del año pasado, aunque en porcentaje sobre el PIB bajará del 2,9% en 2003 al 2,5%. Será el primer ejercicio desde 1998 en que el déficit presupuestado no crece. La inflación prevista es del 3%.
Furia inversora
El Ejecutivo ha decidido recortar la furia inversora en infraestructuras que ha vivido durante años el país para estimular el crecimiento de la economía, y a cambio ha reforzado las partidas destinadas a zonas rurales y los programas sociales y laborales. El equipo que dirige desde hace un año el presidente Hu Jintao pretende disminuir las profundas desigualdades entre el campo y las ciudades y entre las provincias de la costa y el interior, ya que se han convertido en fuente potencial de disturbios y en una amenaza para el Partido Comunista en su viaje hacia la economía de mercado.
Uno de los problemas más graves a los que se enfrenta China es el paro. Unos 10 millones de personas entrarán en el mercado del trabajo en las ciudades este año, que se sumarán a los 14 millones de residentes urbanos desempleados por la reestructuración de las empresas estatales. El Gobierno pretende crear nueve millones de empleos en las ciudades y mantener el paro urbano por debajo del 4,7%. En 2003 fue del 4,3%, una cifra muy inferior a la real, ya que no incluye a millones de inmigrantes sin trabajo que no están registrados. Pekín no habla nunca del paro en las zonas rurales, hogar de 800 millones de personas, muchas sin trabajo o subempleadas.
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