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LA POSGUERRA DE IRAK

El Consejo de Gobierno se reunirá mañana para intentar aprobar la Constitución

Los miembros chiíes del Ejecutivo iraquí se entrevistan con el gran ayatolá Alí Sistani

Ángeles Espinosa

La capital de Irak volvió a trasladarse ayer a Nayaf. Allí, en la sede del Vaticano chií, buscaban inspiración y guía varios de los miembros del Consejo de Gobierno tras el desplante que el día anterior impidió la firma de la Constitución provisional. Todos los indicios apuntaban a que fue una objeción de su líder espiritual, Alí Sistani, la que llevó a cinco de los chiíes del Consejo a retractarse del acuerdo alcanzado el lunes pasado. Un comunicado de esa presidencia colegiada anunció que "el Consejo volverá a reunirse el lunes 8 de marzo para cerrar el asunto y firmar la ley".

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"Hemos decidido que el lunes sea el día, pero no puedo dar ninguna garantía; sólo Dios puede darlas", admitía Mohamed Báher al Ulum, presidente de turno del Consejo y uno de los tres firmantes del comunicado. Al Ulum, que se encontraba entre los rebeldes que obligaron a posponer la ceremonia del viernes, trataba no obstante de minimizar el rifirrafe. "Este desacuerdo es algo natural y normal; con un diálogo tranquilo debemos superar las diferencias", declaraba a las puertas de su domicilio de Nayaf, donde se habían dado cita otros dos miembros chiíes del Consejo, Muafak al Rubai y Abdelaziz al Hakim, y representantes de otros tres.

Los seis políticos tenían la intención de entrevistarse con el gran ayatolá Sistani para recabar su opinión, según adelantó Entifadh Qanbar, el portavoz de Ahmad Chalabi, otro de los discrepantes. Ayer sólo pudieron verse con su hijo Mohamed Reza y otros asistentes. Sin embargo, algunos miembros del Consejo consideran que sus colegas acuden a Nayaf a recibir instrucciones.

El gran ayatolá no se ha pronunciado directamente (rara vez lo hace) sobre el texto de la Ley Administrativa para el Periodo Transitorio, pero sus representantes no han escatimado críticas. "El texto no sirve a los intereses del pueblo iraquí, sino a los kurdos que disponen de la mayoría y están bien organizados en sus provincias", declaró uno de ellos.

Se referiría a la cláusula que da derecho de veto a las minorías sobre la Constitución permanente. El apartado C del artículo 61 establece que "dos tercios de la población de al menos tres provincias pueden objetar la aprobación" de ese texto. Fue una salvaguarda introducida por los kurdos para garantizarse que la futura Carta Magna reconocería el autogobierno que llevan ejerciendo desde hace una década en las provincias de Dohud, Arbil y Suleimaniya.

"Algunas de estas provincias tienen sólo 400.000 o 500.000 habitantes. No se puede tolerar que esos pocos rechacen una Constitución para 25 millones", denunciaba ayer Hamid al Bayati, de la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak, cuyo líder, Al Hakim, participó en el desplante. Sus palabras parecían indicar que ese partido se había retractado de su acuerdo para dar garantías a los kurdos.

Además, después del duro encaje de bolillos que supuso alcanzar el consenso, los chiíes exigen ahora que la presidencia durante el periodo transitorio recaiga sobre tres chiíes, un suní y un kurdo de forma colegiada. El texto de la Constitución provisional preveía un presidente y dos vicepresidentes.

"Los iraquíes deberían tomar sus decisiones solos y no permitir que una manipulación o una intervención extranjera descarrile el proceso político", declaró el ministro de Exteriores, Hoshyar Zebari, en El Cairo. Zebari, que pertenece a la minoría kurda (una quinta parte de la población iraquí), se refería sin duda a la nacionalidad iraní de Sistani, al que muchos suníes consideran un agente de Irán. El anciano clérigo lleva en Irak desde principios de los años cincuenta y no sólo es el líder religioso de los chiíes iraquíes, sino de muchos de los 130 millones de chiíes de todo el mundo.

Sistani, que carece de cargo político alguno, sobrevivió al régimen de Sadam Husein absteniéndose de adoptar posiciones públicas, y desde la ocupación siempre ha insistido en que sus declaraciones no entran en el campo político, sino que pretenden servir a los intereses de los iraquíes. No obstante, su postura, apoyando implícitamente la ocupación, ha servido bien los interesases de Estados Unidos y el administrador civil norteamericano, Paul Bremer, le ha expresado su respeto en varias ocasiones, a pesar de su negativa a recibirle.

Aun así, desde su reclusión en la calle del Mensajero de Nayaf, Sistani ha conseguido variar los planes de Washington en dos ocasiones. Su insistencia en que la devolución de la soberanía motivó el acuerdo del 15 de noviembre que adelantó el traspaso de poder al 30 de junio próximo. Luego su exigencia de elecciones directas ha llevado a descartar la designación de una asamblea transitoria y a implicar a la ONU en la búsqueda de una solución.

Dos hombres registran a varios chiíes que querían acceder ayer a una mezquita en Bagdad.
Dos hombres registran a varios chiíes que querían acceder ayer a una mezquita en Bagdad.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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