Maldito Barrio Sésamo
- Bastante hemos hecho -dice Ana Botella, mordiéndose el labio inferior de purita rabia-, bastante, pero bastante, aceptando el divorcio incluso en el Gobierno, para que ahora vengan homosexuales exigiendo lo de los normales. Y conste que les proponemos casarse por lo privado. ¿Qué más quieren? ¡Si les gustan los trajes de pronovias, que se operen!
- Comunistas, separatistas, homosexuales... -enumera Aznar, sosegado, sin gritar ni nada, porque muchos piensan que es tal y cual, pero nada más falso; en la intimidad, su lenguaje alcanza cotas de perfección muy pero que muy altas: "Tinc confiança que en Mariano sabrà fer front a tota aquesta porqueria" (*).
- Por cierto, Jose -a Aznar le cambia el rictus, porque en la voz de Ana advierte tormenta-, no es por nada pero, desde que no es sucesor, Alberto está esquivo.
-¿Esquívol? -le sale un gallito en la última sílaba.
- Ayer le comenté que voy necesitando un palacete más grande para atender a mis pobres, porque claro, cada vez son más, y me envió a colapsar un hospital de Esperanza Aguirre.
- Non capisco -los nervios provocan un lío idiomático en Aznar.
- Me dijo, literalmente: "Por mí, como si te operas de juanetes".
- ¡Ahora mismo me pongo en ellouu! ¡Ven aquí, Marianouu!
Pero Mariano Rajoy está en otra cosa. En primer lugar, tiene que regenerar la democracia, muy degenerada después de ocho años gobernando él mismo, si bien es cierto que no hay escándalos de corrupción. Es más, sale un informe diciendo que un cargo público se ha gastado 100 millones en yoquesés y nadie se escandaliza. De dimisiones, ni hablamos, aunque Manuel Chaves las ha pedido, y el PP debería hacerle caso, porque Chaves sabe que cuando la corrupción no se corta a tiempo llegan después los madre mía.
Más problemas para Rajoy: la antiespaña se atrinchera en Bruselas. La UE no ve claro el trasvase del Ebro. Estarán borrachos.
- ¡Tenemos que acabar con la arrogancia de los gobernantes¡ -dijo ZP en Las Palmas.
- Joer, jefe, ¿y no podríamos cambiar de gobernantes? -le telefoneó después Caldera.
- A eso me refiero, hombre.
- Ah, yo qué sé. Dicho así, pensaba que nos conformábamos con que estos dejen de ser arrogantes.
Pero a Rajoy le sobran las ideas: pide el voto a todos los socialistas que deseen una España unida. Fenomenal. Así habría en España dos partidos: Partido de España y Partido de Antiespaña, y después repartimos unas garrotas tipo Goya, a ver quién gana.
A todo esto, Ibarra es del PP. Del PP sociológico. Así lo ha sentenciado el eminente sociólogo Carod Rovira. Da igual en qué invierta el presupuesto un gobernante, lo importante es dónde nació. Por eso Carod es progresista e Ibarra del PP. Como habla de España, es de derechas. ¡Cuánto daño hizo Barrio Sésamo! Toda una generación creció creyendo que bastaba saberse la canción del dos y los conceptos aquí / allí.
(*) En catalán en la conversación original.
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