La corrupción acorrala a la revolución cubana
Hasta hace un mes, lo primero que te encontrabas al entrar al Meliá Cohiba eran los anuncios de promoción de Los Van Van y de otras conocidas orquestas de salsa cubanas que actuaban los fines de semana en la sala de fiestas Habana Café, situada en los bajos del hotel. Hoy, en su lugar hay propaganda revolucionaria, imágenes del niño balsero Elian González y de cinco agentes cubanos encarcelados en Estados Unidos por infiltrarse en los grupos del exilio duro de Miami, además de varias fotos de Fidel Castro vestido de verdeoliva.
El motivo de tal metamorfosis tiene que ver con la reciente emisión en España, por Antena 3 TV, de un vídeo rodado con cámara oculta dentro de este local y de otros hoteles de La Habana en el que aparecen negociantes del más diverso pelaje, además de prostitutas, más conocidas en Cuba como jineteras.
Del 3 al 14 de noviembre se hicieron 11.000 inspecciones "avisadas", y pese a ello en una tercera parte de los establecimientos se detectaron alteraciones de precios
"Desde hace 40 años los cubanos le han robado al Estado. Pero ahora se da el caldo de cultivo ideal para que florezca la corrupción", dice un empresario español
"Aunque no se admita públicamente, parece obvio que la destitución de la plana mayor de Cubanacan tiene que ver con corrupción", opina un diplomático
El documento gráfico, que ha supuesto la ruina a más de un camarero y taxista filmados sin su consentimiento, provocó la "intervención" del Ministerio de Turismo (Mintur), sacudido en los últimos meses por sonados ceses, entre ellos el de su titular, Ibrahim Ferradaz, y el del presidente de la corporación hotelera estatal Cubanacan, Juan José Vega -ambos sustituidos por directivos de la empresa turística Gaviota, perteneciente a las Fuerzas Armadas-.
Tras el escándalo del vídeo, el Habana Café cerró sus puertas dos días y, al reabrir, eliminó de su programación la presentación de bandas salseras. Las razones del Mintur es que éstas "atraían" a un "público no acorde" con el nivel del Meliá Cohiba, un hotel de cinco estrellas.
Lo ocurrido, aunque en apariencia tiene que ver más con "asuntos morales" que económicos, se inscribe dentro del contexto general de "lucha contra las ilegalidades" que en estos momentos se vive en la isla.
Según un alto ejecutivo de una empresa turística extranjera, "lo del Cohiba puede ser vistoso, pero no deja de ser anecdótico. Lo relevante", asegura, "es que el Gobierno ha lanzado una gran ofensiva contra la corrupción, y no sólo en el sector turístico, a todos los niveles. Se han dado cuenta de que se trata de un cáncer que está corroyendo por dentro a la revolución y que es más peligroso que cualquier bomba de EE UU".
Datos que confirman esta percepción, sobran. El mes pasado, la revista Bohemia publicaba un extenso reportaje titulado Alí Babá sale de tiendas en el que se ofrecía un escalofriante panorama: delincuentones a la puerta de las principales tiendas de dólares de la capital ofreciendo a los posibles clientes televisores, refrigeradores, muebles y otras mercancías al grito de "lo mismo que en la tienda pero más barato"; almacenes y fábricas clandestinas que trabajaban con materia prima robada al Estado; "rebajas" misteriosas en las llamadas Tiendas de Recaudación de Divisas (TRD); y alteraciones de precios, eufemísticamente llamadas "multas", impuestas por los propios trabajadores de las TRD a los compradores.
Las cifras aportadas por Bohemia hablan por sí solas. Entre enero y octubre de 2003, la policía descubrió 181 talleres ilegales, 525 fábricas clandestinas y 315 locales que servían de almacén. Y de las 316.000 inspecciones realizadas en la isla en ese mismo periodo -¡316.000!-, tanto en establecimientos que ofrecen servicios y mercancías en pesos como en dólares, "el 35% evidenció violaciones en los precios".
Otros datos: del 3 al 14 de noviembre se hicieron 11.000 inspecciones "avisadas" en toda la isla, y, pese a ello, en una tercera parte de los establecimientos se detectaron alteraciones de precios; por si fuera poco, en febrero se dio a conocer que de las 5.917 auditorías realizadas en 2003 por el Ministerio de Auditoría y Control, en el 36% de los casos "la situación encontrada mereció categoría de mal o deficiente".
Jorge, un economista que trabaja para el Estado, argumenta que mientras la crisis no escampe y los salarios sean los que son -el sueldo medio de un obrero equivale a 15 dólares mensuales-, poco se puede hacer contra el "desvío de recursos" y la corrupción. "Imagínese cómo es aquí la cosa, que en la contabilidad cubana tienen personalidad propia la merma y el faltante, que son formas dulces para llamarle al robo".
Según Bohemia, en los primeros nueve meses de 2003, 450 administradores y "cuadros de dirección" fueron separados de sus cargos; a 1.500 centros laborales les fue suspendida "la estimulación colectiva por un mínimo de tres meses"; y 1.900 dependientes fueron despedidos "definitivamente" por "engaño al consumidor".
Delincuentes de cuello blanco
"Dímelo, tigre. Tengo lo que tú necesitas. Lavadora. Juego de cuarto. La buena olla arrocera. Sin lío, lo que tú quieras".
El insólito pregón, a las puertas del mercado de Carlos III, que aloja 39 tiendas de dólares, en Centro Habana, es obra de Wilmer, un mulato de seis pies a quien no parece preocuparle los dos policías que tenemos delante.
Desde la publicación del artículo de Bohemia, la vigilancia en los alrededores de las tiendas de dólares de la capital se ha incrementado, pero Wilmer asegura que a estos agentes él los tiene "controlados". Y se explica: "Mira, rey del mundo. Ellos también son humanos. Están necesitados, y de vez en cuando yo los ayudo". El mulato admite ser un "merolico", pero, asegura, su negocio es "bobería". "Si en verdad quieren acabar con el facho y la corrupción, tienen que disparar más alto".
Lo mismo opina, pero con un lenguaje más asequible, un empresario español que lleva años trabajando en Cuba. Señala que, pese a las reticencias oficiales para admitir públicamente que los casos de corrupción salpican ya a las altas esferas, en la práctica "se están tomando medidas". Pone como ejemplo el cese de varios directivos de la corporación estatal CIMEX, que controla 80 empresas y un millar de tiendas, gasolineras, cafeterías y otros establecimientos que brindan servicio en divisas.
Aunque la prensa oficial no ha publicado una línea, el escándalo es bien conocido en La Habana y ha trascendido incluso al diario de Miami El Nuevo Herald. Este periódico denunció el mes pasado un enmarañado caso de corruptelas, trasiegos ilícitos y luchas por el control del mercado de las tiendas libres de impuestos, que, según El Nuevo
Herald, podrían llevar ante los tribunales a una decena de directivos de CIMEX.
"Aunque no se admita públicamente, parece obvio que la destitución de la plana mayor de Cubanacan tiene que ver con corrupción", opina un diplomático; las autoridades, al informar del cese de Juan José Vega, lo achacaron a "graves errores" relacionados con la "falta de exigencia y de control".
Un vídeo infame
Lo sucedido en el Habana Café es, a juicio de un alto directivo de una de las cadenas turísticas españolas presentes en la isla, un "desgraciado ejemplo de lo que está pasando en Cuba". Entre esas compañías, por cierto, está Hoteles C, que lleva la administración del hotel Presidente, uno de los que aparece en el vídeo de Antena 3 y que ha salido más tocado.
"Con independencia de lo que ocurre en Cuba, el vídeo es una infamia. Quien lo hizo, desde luego no sólo con fines periodísticos, sabe bien lo que puede representar para los que en él aparecen: incluso la cárcel", afirma indignado este hombre de negocios español. Dicho esto, no tiene reparos en describir la situación: "Claro que a los hoteles van jineteras y todo el que puede roba; no en los hoteles, donde haya algo que llevarse".
Su lógica es demoledora. Tras la llegada del Periodo Especial -la crisis provocada por el hundimiento del campo socialista-, la pérdida de valor de los salarios fue brutal y paralelamente se legalizaron los dólares. "Desde hace cuarenta años los cubanos le han robado al Estado. Pero ahora se da el caldo de cultivo ideal para que florezca verdaderamente la corrupción".
Su cálculo personal es que cada trabajador de un hotel "resuelve" diariamente el equivalente a dos dólares. "Calcule en el Cohiba, con más de 500 trabajadores. Y si a ello le suma la merma de la carne de puerco y del whisky, eche usted números".
En el Habana Café, que el año pasado facturó dos millones de dólares, las perspectivas no son halagüeñas. "Sin las orquestas de salsa los beneficios pueden caer fácilmente un 40%", dice uno de los muchos gerentes que han pasado por el establecimiento. Pese al pequeño terremoto causado por el documental, el representante de una corporación financiera extranjera considera que la actual guerra contra la corrupción que libran las autoridades es "positiva". "El problema", asegura, "está en lo que me dijo un día un empresario cubano: 'Al Periodo Especial entramos todos juntos, pero la salida es de uno en uno".
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