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Otro escándalo amenaza el futuro político de Sharon

Un nuevo escándalo, el tercero en menos de dos años, amenaza la credibilidad y el futuro político de Ariel Sharon. Esta vez, sin embargo, no se trata de un asunto de dinero, supuestos sobornos o de haber aceptado fondos ilegales para financiar una campaña electoral, sino de algo mucho más grave: anteponer los intereses personales a los de la Seguridad del Estado, en la operación de intercambio de prisioneros con Hezbolá, por la que Israel liberó a 436 prisioneros árabes a cambio de los cadáveres de tres soldados y de un ex coronel en la reserva, Elhanan Tannenbaum, que fue secuestrado por la milicia libanesa cuando trataba de cerrar una millonaria operación de compraventa de droga.

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Un pacto de silencio selectivo

El periódico Maariv, uno de los más prestigiosos de Israel, que dirige Reuven Merhav, un alto ex funcionario de los servicios secretos del Mossad y ex director general del Ministerio de Asuntos Exteriores, acaba de desvelar, a través de un reportaje de 11 páginas, las relaciones empresariales y personales que en la década de los años setenta se establecieron entre los Tannenbaum y Sharon, y que en opinión del periódico habría podido mover al primer ministro a defender a ultranza el canje de prisioneros ante su Gobierno, a pesar de las críticas de quienes lo consideraban un "intercambio caro" y "desproporcionado".

Vínculos personales

Las investigaciones de Maariv afirman que el suegro de Tannenbaum, Simón Cohen, que hoy cuenta 89 años, había dirigido la sociedad encargada de gestionar durante un tiempo el rancho de Los Sicomoros, en el desierto del Neguev, propiedad y refugio de Ariel Sharon, en una de cuyas colinas se encuentran enterradas sus dos esposas. El periódico subraya que Sharon no informó a los miembros de su Gabinete de los vínculos personales con este prisionero y que tampoco lo puso de manifiesto cuando éste regreso a casa y empezaron a acumularse sobre el liberado sospechas de que es un traficante de droga y que incluso podría haber vendido a Hezbolá informes secretos militares.

La oposición, a la que se han unido sectores del propio partido nacionalista Likud, ha configurado un frente compacto contra Sharon, al tiempo que reclama la puesta en marcha de una gran comisión de investigación, que a muchos les recuerda aquella comisión que se le abrió al actual primer ministro hace 20 años, tras las masacres de los campos de refugiados de Sabra y Chatila (Líbano), que provocó su dimisión como ministro de Defensa.

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La situación es tan grave y tensa que Sharon se vio obligado el miércoles a romper su habitual silencio y a dar tres entrevistas, en las que rechazó las acusaciones y recalcó que hacía tres décadas que no había hablado con su ex socio.

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