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Expulsados cuatro estudiantes de un instituto tras una pelea con heridos

La jefa de estudios tuvo que pedir ayuda al Samur y la policía

El Instituto Miguel de Cervantes, en Lavapiés, ha expulsado definitivamente a cuatro alumnos tras la feroz reyerta acaecida en sus aulas la tarde del pasado 12 de febrero. La pelea se desató "por un simple cruce de miradas" entre dos alumnos a la entrada de las aulas. El Samur y la policía acudieron al centro para asistir a los heridos y poner orden tras ser avisados por profesores del instituto. Al menos cinco alumnos fueron trasladados al hospital Doce de Octubre, donde la pelea se reprodujo.

Los alumnos expulsados se corresponden con los nombres de Rubén, Adrián, Óscar y Alberto, y daban clases de bachillerato en el turno que empieza a las 19.00 y acaba a las 20.00.

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Hubo profesores que pasaron miedo en el instituto ese día. Hacia las 19.00, y desde dentro de la sala que ocupa la jefatura de estudios, se empezaron a oír gritos en los pasillos. De repente, un alumno entró corriendo en la sala: "¡Que me matan!", gritaba, presa del miedo. Tras él entró persiguiéndole, fuera de sí, otro alumno, más robusto que él. Los cinco profesores que había en la sala trataron de retener al perseguidor, pero no lo consiguieron. Los docentes, al ver el brío con que actuaba el perseguidor, pidieron al perseguido que huyese de allí, mientras ellos trataban de retenerle. La jefa de estudios llamaba una y otra vez a la policía, que no paraba de comunicar.

"El alumno sólo quería agredir al otro; estaba como desquiciado y daba patadas a las mesas". Mientras esto sucedía en la sala de la jefatura de estudios, en los pasillos del centro se oían gritos y gente que corría de un lado a otro. Afuera había otra pelea entre amigos del perseguidor y el perseguido. Uno de ellos había cogido a un alumno por la cabeza y se la había estampado contra el cristal de una hornacina que hay en el pasillo. Después, agarró uno de los trozos de cristal, terminado en punta, y amenazaba por el pasillo a otros estudiantes amigos del perseguido.

"Una simple mirada"

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La reyerta comenzó poco antes de las siete de la tarde. Y el desencadenante fue una simple mirada seguida de insultos entre dos alumnos, Alberto y Adrián, cuando ambos se disponían a entrar en sus aulas, aunque parece que ambos ya habían tenido un encontronazo previo. Se cruzaron y, según Alberto, Adrián le espetó: "¿Qué miras, cacho maricón?". Hubo un rifirrafe y los dos quedaron en esperarse a la salida.

Alberto telefoneó entonces a Óscar, otro alumno del centro que, según el director, Ramón Asquerino, "casi nunca iba a clase". Óscar se presentó en el instituto junto con otros amigos. Uno y otros se vieron durante el cambio de aulas. Las versiones sobre lo ocurrido son distintas según procedan de unos u otros. Comenzaron a pegarse patadas y golpes. Según dos testigos de la agresión -desmentidos por el director-, "Óscar sacó un cuchillo de cocina" durante la pelea.. "Es cierto que uno golpeó a otro en la cabeza contra el cristal de un hornacina y que esgrimió como arma uno de los cristales, pero lo del cuchillo es incierto", señala Asquerino, que ha empleado 18 horas de conversación con los implicados para clarificar lo ocurrido.

La versión de Adrián, según fuentes de la investigación, es que iba con su amigo Rubén -también expulsado- y que, antes de entrar al aula, discutieron con Alberto tras chocarse ambos antes camino del instituto. Según Adrián, Alberto le dijo que "le iba a dar dos tortas" y que, a la salida de clase, lo "iba a matar". Adrián entró al aula y Alberto telefoneó a su amigo Óscar, que estaba en su casa.

Óscar afirma que recibió una llamada de su amigo Alberto pidiéndole ayuda. Óscar acudió al centro con más amigos. Ya en el patio, Alberto le dijo: "Ha sido ése", en alusión a Adrián. Justo en ese momento, según Óscar, uno de los amigos de Adrián se acercó a él y le propinó un golpe en la cabeza. Lo que desató la feroz pelea, con golpes y patadas por doquier. Cuando llegaron el Samur y la policía, al menos había cinco estudiantes heridos de distinta consideración. El que cogió el cristal no llegó a pinchar a nadie. Todos ellos, debido a las heridas, fueron trasladados al hospital Doce de Octubre, donde volvieron a verse y reprodujeron la pelea. Además de los guardias de seguridad del hospital, tuvieron que intervenir agentes de la Guardia Civil. "Esto no va a quedar así, nos vemos a la salida del hospital", se desafiaron. Dos de los cuatro estudiantes expulsados ya se han matriculado en otro instituto.

"Un hecho aislado"

Ramón Asquerino, director del instituto Miguel de Cervantes, confirmó que habían sido expulsados cuatro alumnos, de edades comprendidas entre los 18 y 20 años, en relación con estos hechos. El Instituto Cervantes, ubicado en la calle de Embajadores (Lavapiés), alberga a 1.500 alumnos y funciona desde hace 70 años.

El director aclaró que en su centro no existen ni más ni menos conflictos que los que pueda haber en cualquier otro instituto, y encuadró como "un hecho aislado" lo ocurrido durante el último turno escolar del pasado 12 de febrero. "Alguna vez se ha expulsado a algún alumno dos o tres días por comportamiento indeseable; pero en esta ocasión la expulsión ha sido definitiva", subrayó.

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