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Reportaje:

Ecuador reside en la Calle Almansa

12.400 ecuatorianos viven en Tetuán, y muchos de ellos residen en pisos en esta conocida calle

La calle de Almansa, en el barrio de Cuatro Caminos (Tetuán), se ha convertido en los últimos cinco años en una calle en la que abundan más los inmigrantes ecuatorianos que los vecinos de Madrid. Teodoro Acía, propietario desde hace 40 años del bar Jac, aporta un dato contundente de cómo se ha transformado esta calle: hace 10 años había 23 bares de comida española y hoy sólo quedan tres.

En la calle de Almansa ya no saben lo que son unos callos madrileños o un pincho de tortilla española. Sólo entienden de caldo de pata, ceviche de camarón o seco de gallina. El restaurante del que es dueña Doris Castillo abrió sus puertas hace tres años y sólo sirve platos ecuatorianos. "En esta calle hay mucha clientela que reclama cocina de Ecuador, mi país". El establecimiento se llama Imperio Latino.

Estos negocios han desplazado a los antiguos bares de comida española. Tres restaurantes similares al que tiene Doris, una discoteca, ocho locutorios -dos de ellos de propietarios dominicanos, pero atendidos por dependientes ecuatorianos- y hasta la sucursal de un almacén de electrodomésticos con 15 años de experiencia en Ecuador son el referente de la calle. En todos cuelga una bandera ecuatoriana.

Éste es el nuevo panorama de parte del distrito de Tetuán. Allí vive una población ecuatoriana de 12.400 habitantes. En Madrid hay más de 143.000, lo que supone el 33,2% de la población extranjera.

Una vez que se atraviesan los portales de las casas, esta presencia es aún mayor. En el número 45 de la calle de Almansa, cinco de los 10 pisos del edificio están ocupados por ecuatorianos. Y, el número 20 se asemeja a una vivienda de Quito: hay 16 apartamentos y 13 de ellos están ocupados por ecuatorianos. José Luis Blanco, propietario del inmueble y vecino de la calle desde hace seis décadas, dice que el fenómeno va aún más allá. "No basta contar el número de pisos para saber que aquí hay mucha gente de Ecuador, hay que tener en cuenta que en los pisos viven, en ocasiones, hasta 10 personas en dos habitaciones".

Trabas legales

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Los ecuatorianos se amontonan en los pisos por los elevados precios de las viviendas, los múltiples requisitos legales para formalizar un alquiler -tarjeta de residencia, permiso de trabajo, nómina- y porque, cuando carecen de todo ello, se les pide hasta seis meses de anticipo como garantía. No faltan los problemas de convivencia. "Son gente muy tranquila, pero cuando llega el fin de semana se emborrachan y rompen botellas en las calles", comenta José Luis Garzón, un madrileño que permanece en la zona. Fernando Pané, portero del edificio donde vive José Luis, añade: "Muchas veces dejan los pasillos llenos de basura, lo que ha ahuyentado a algunos inquilinos".

Pedro Quizhpe asegura que desde que llegó hace tres años a Madrid se ha adaptado muy bien. "Si respetamos las costumbres de los antiguos vecinos no hay problema, pero muchos paisanos míos son jóvenes y no lo entienden".

Uno de los puntos de reunión de la comunidad ecuatoriana en la calle de Almansa es La Fiesta Latina. Entre semana el lugar permanece cerrado y comienza a cobrar vida a partir del jueves. Germania Peñaherrera, su propietaria, abrió el negocio buscando clientes de su país y lo ha conseguido. El local es un punto de encuentro. "Es cierto que corre mucha cerveza, como en cualquier bar, pero en dos años no hemos tenido ningún problema con los vecinos", cuenta.

Un cliente habitual de este local es René Jaramillo, un obrero de la construcción que vive en la zona de Tirso de Molina, pero que acude los fines de semana a buscar la compañía de sus paisanos. "Vengo porque me siento como en mi país. La música, la comida, todo me lo recuerda".

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