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Gobierno y oposición pugnan por la validez de millones de firmas contra Chávez

El Consejo Electoral pone reparos a la lista de personas que piden un referéndum revocatorio

La oposición venezolana declaró ayer "cumplidos los objetivos" de la jornada de protesta del viernes, que dejó dos muertos y 21 heridos, porque lograron "arruinarle a Chávez el show mediático internacional". El motivo formal de este nuevo episodio de violencia en Caracas fue la lucha, firma a firma, por un referéndum que saque del poder al mandatario. "Fue un Seattle al revés", comentó un miembro de la delegación de Venezuela, anfitriona de la cumbre del Grupo de los Quince, instalada el viernes en una Caracas convulsionada por disturbios.

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El presidente Hugo Chávez subrayó el enfoque del "Seattle al revés" cuando dijo que las protestas fueron encabezadas por "enemigos de la integración de los países pobres, por partidarios de entregar nuestras riquezas a los intereses del Norte". Sin embargo, las escenas de gendarmes pertrechados con los más modernos equipos antidisturbios, impidiendo el paso hacia una reunión de altos dignatarios, fueron en rigor similares a las que, por motivos diferentes, suelen verse, desde que Seattle marcó la pauta, en grandes ciudades del primer mundo, cuando se celebran reuniones de los presidentes del G-8 o los jerarcas de los organismos financieros multilaterales.

"Logramos los objetivos, le arruinamos a Chávez el show mediático internacional que quiso montar para aparecer como un líder mundial, mientras aquí le niega al pueblo los derechos democráticos", dijo Andrés Velásquez, uno de los líderes de la oposición. Velásquez leyó la noche del viernes un comunicado de la agrupación opositora Coordinadora Democrática (CD), llamando a sus militantes a tomar las calles y tocar cacerolas.

La convocatoria tuvo su principal eco en las barriadas de clase media y alta del este y sureste de Caracas, donde opositores radicalizados colocaron barricadas, incendiaron bolsas de basura y neumáticos, dando lugar a imágenes inéditas en estas zonas de la ciudad. "Es absurdo, sólo nos ocasionamos problemas a nosotros mismos, mientras los chavistas están tranquilos allá en sus cerros, tomando cerveza y bailando salsa", comenta en conveniente voz baja Roberto, un típico representante de la clase media profesional venezolana, atrapado en un inmenso atasco. "El día que haya barricadas contra el Gobierno en Catia, ese día caerá Chávez", añadió, refiriéndose a una de las zonas pobres más pobladas de la urbe.

En realidad, encontrar el motivo ideológico -Seattle o antiSeattle- es hilar fino. La causa inmediata de la pugna es el referéndum revocatorio del mandato de Chávez . La CD se ha rebelado contra el Consejo Nacional Electoral, que resolvió el martes pasar a revisión 148.000 planillas que contienen millón y medio de las firmas presentadas para exigir la consulta. Legalmente se necesitan 2,4 millones de apoyos y la CD consignó 3,4 millones, pero si el lote objetado es anulado, no habrá referéndum ni posibilidad alguna de volver a intentarlo, por lo que Chávez seguiría en su cargo hasta 2006.

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Una planilla es considerada irregular cuando varias o todas su casillas (10 en total) aparecen rellenadas con la letra de una misma persona. Según las instrucciones, cada quien debía escribir sus datos, estampar su rúbrica y colocar la huella de su pulgar derecho. "Era un acto personalísimo, se quería evitar que el funcionario recolector llenara los datos", explica Jorge Rodríguez, uno de los cinco jueces del CNE, acusado de "oficialista".

Cuatro millones de firmas

La anomalía detectada en estas firmas puede lucir como un rebuscado argumento para quien desconozca ciertos antecedentes. En febrero de 2003, la oposición unilateralmente dijo haber recabado más de cuatro millones de firmas contra Chávez. El Gobierno denunció que utilizaron bases de datos de bancos y otras empresas para forjar miles de firmas. De allí que las recolecciones avaladas por el CNE, en noviembre y diciembre, se realizaron sobre papel de seguridad, incluyeron la huella y otra serie de controles. Ahora se abrirá un periodo de objeciones durante el cual las personas cuya firma aparezca objetada podrán ratificar su apoyo. Si no lo hacen, serán eliminados.

Ayer, la ciudad amaneció en calma y Chávez apareció en la televisión encabezando las deliberaciones del G-15, un grupo que reúne a dirigentes de países en vías de desarrollo. Para hoy, ya clausurada la cumbre, el chavismo ha convocado una concentración contra el imperialismo, el neoliberalismo y la globalización. Por supuesto, al ser auspiciada por el Gobierno, esta manifestación no corre riesgos de represión. Será como en Seattle, pero sin brigadas antidisturbios.

Dos manifestantes forcejean con un guardia nacional durante los disturbios del pasado viernes en Caracas.
Dos manifestantes forcejean con un guardia nacional durante los disturbios del pasado viernes en Caracas.EFE

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