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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Historia de Liliana

Liliana tiene 22 años y es boliviana, trabaja limpiando escaleras, entre otras la de una comunidad de vecinos de Horno de la Mata.El pasado día 25 cuando salía a las once de la mañana de hacer su trabajo, cuatro policías de paisano la pidieron la documentación en medio de la Gran Vía, a la altura del número 69. Liliana, como otros muchos inmigrantes que no tienen papeles, vino a nuestro país para poder ganar y ahorrar algo de dinero que la permita volver al suyo que es donde está toda su familia y la espera una niña de poco menos de dos años.

No la dejaron explicar nada, fue conducida inmediatamente junto con otras mujeres de diferentes lugares, rumanas, polacas, africanas... a los calabozos de una comisaría en las proximidades de la calle de Huertas. Ella lo llamó calabozos porque la metieron con 16 mujeres en una habitación en la que sólo había espacio para la mitad, sin ventilación ni ventanas, con nueve cojines en el suelo que estaban llenos de mugre y olían a orina. Allí la tuvieron desde las doce de la mañana a las doce de la noche. Sin comer, aunque ella dice que al final la dieron dos galletas y un zumo, que valió por la comida, merienda, y cena. No la dejaron ir al baño, y ahí entendió por qué todo olía a pis.

Ese mismo día a las doce la llevaron a Moratalaz para pasar la noche a otra mazmorra. Como no dejaban de suplicar hacer una llamada, la policía les dijo que si les daban un número avisarían ellos. La policía llamó a Agustín, su marido, que trabaja fuera de Madrid para ganar más, sólo se ven algunos fines de semana, y éste lo dejó todo para venir a buscarla.

A la mañana siguiente volvieron a trasladarla a Huertas y le entregaron la carta de expulsión del país, un documento que certifica que, si Liliana no consigue un contrato laboral en seis meses, la deportarán a su país. La cosa no acabó ahí ya que al final Liliana tuvo que esperar hasta las siete de la tarde del día 26 para verse fuera de esa pesadilla.

El otro día la policía hizo una redada en un discoteca de salsa y se llevo para delante a otros tantos inmigrantes. Lo que no entiendo es que el estar fuera de la ley les deje también fuera de tener derechos como seres humanos que son. Empiezo a notar que se acercan las elecciones. Mano dura. ¡Qué asco!

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