González afirma que el fundamentalismo del PP "destruye la convivencia", pero le da votos

El ex presidente del Gobierno Felipe González y el escritor y periodista Juan Luis Cebrián alertaron ayer del resurgimiento del "rencor" en las relaciones políticas en España. En la presentación en Sevilla del último libro de Cebrián, El fundamentalismo democrático, González afirmó que el PP no gobierna la "diversidad de la realidad" española y "destruye la convivencia", algo que "rentabiliza en votos". "Se criminaliza a quien no piensa como ellos", añadió.

Juan Luis Cebrián y Felipe González acudieron ayer al Pabellón de México, de la Universidad de Sevilla, para debatir sobre el fundamentalismo democrático, un fenómeno que dijeron que se extiende por todo el mundo pero que aqueja de forma especial a la derecha española.

Cebrián y González hicieron hincapié en que el Gobierno de José María Aznar se está apropiando de elementos que habían unido a los españoles, como la Constitución, para crear división. "Si la democracia se usa como ideología y no como método que articula la voluntad de la mayoría, se convierte en fundamentalismo. Ocurre cuando la Constitución se utiliza como arma arrojadiza. Ahora hay una apropiación indebida de quienes la rechazaron", afirmó el ex presidente del Gobierno.

Cebrián, académico, consejero delegado de PRISA y primer director de EL PAÍS, afirmó que en la actualidad lo más preocupante es el resurgimiento del "odio" y la situación territorial. "Desde arriba se potencia la división y la confrontación", afirmó Cebrián, quien consideró "inadmisible" que, por ejemplo, se identifique a Esquerra Republicana con "un partido de asesinos".

El ex presidente aseguró que en este momento lo más grave es el intento del PP de acabar con el espíritu de la transición. "La transición fue la superación del rencor. Se acaba con la idea del buen español frente al mal español", afirmó González, quien añadió que la Constitución reconoció la diversidad de los sentimientos de pertenencia ("no es lo mismo sentirse andaluz que gallego", dijo) y que "ahora hay una regresión delicada, una negación de la diversidad de los sentimientos de pertenencia".

Ambos criticaron la idea que puso en circulación el PP a mediados de los noventa de que su llegada al poder suponía la segunda transición. "El PP dice con la segunda transición que la primera no vale, que ahora se vive la buena. Y es el fundamentalismo de los neoconversos a la Constitución", afirmó González. "Ahora, de forma excluyente, defienden la Constitución los que estuvieron radicalmente en contra de ella", afirmó González, quien añadió que determinados problemas de convivencia se resuelven sólo mediante el consenso.

Cebrián incidió en que, en esa etapa, el PP identificó al PSOE "con la corrupción y los crímenes de Estado", cuando la democracia no es inmune a estos hechos, pero sí permite que "afloren". El académico subrayó que hay "una deriva totalitaria en regímenes y líderes democráticos" y, citando a Tocqueville, habló de la "tiranía de la mayoría". "La mayoría no es suficiente, también es necesario el respeto a las minorías", afirmó.

El ex presidente expresó su inquietud por el hecho de que lo que tanto costó edificar durante la transición se pueda venir abajo. "La convivencia se construye en varias generaciones, pero se destruye muy pronto", dijo González, quien señaló que estos procesos los "encabezan los líderes políticos, no las sociedades". "Los líderes provocan las fracturas sociales y territoriales", añadió. ¿Y cuál puede ser el límite a esta deriva? La ciudadanía, según González, quien alertó de las "luces rojas" que se encienden y que avisan del deterioro.

Cebrián comentó que con su libro lo que pretende es azuzar el debate en una sociedad en la que se discute poco. "Hay poco debate en la televisión, en la Universidad o en los medios de comunicación", dijo. El escritor sacó como propuesta de debate el hecho de que la derecha francesa prohíba los símbolos religiosos en las escuelas públicas y la española imponga la enseñanza de religión. También propuso debatir sobre la reforma de la Constitución y criticó la situación de los presos que tiene Estados Unidos en Guantánamo.

El ex presidente criticó con dureza la actuación del "trío de las Azores" (George Bush, Tony Blair y Aznar) en la guerra de Irak. Dijo que esta guerra es la de las "mentiras de destrucción masiva" y que en ella se jugaba, en realidad, el futuro energético del planeta. Al hilo de la invasión de Irak, González cuestionó si se puede imponer la democracia por las armas. "Si no hay consenso es difícil", dijo el ex presidente, que apeló a que los políticos asuman sus responsabilidades y sepan en todo momento los pasos que van a dar.

González arremetió contra las palabras del ministro de Defensa, Federico Trillo, sobre la toma del islote de Perejil. Destacó que hace ocho años los pescadores españoles faenaban en Marruecos gracias a un acuerdo logrado por su Gobierno y subrayó que la intervención de Trillo ha tenido la virtud de saber que España no tiene soberanía sobre el islote.

González y Cebrián discreparon sobre la decisión del PP de eliminar el servicio militar obligatorio. González dijo que en este asunto sabe que es "el último mohicano" y afirmó que la eliminación ha obligado al Gobierno a contratar a inmigrantes porque no hay suficientes voluntarios.