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Reportaje:

La sociedad civil se organiza en Portugal

Los ciudadanos debaten sobre la modernización del país tras la crisis

Los últimos meses han sido duros para Portugal. Una recesión económica que no acaba de superar y un escándalo de pederastia que destapó las debilidades del sistema judicial han hundido el país en una depresión colectiva. Pero tras el llanto parece haber nacido un movimiento de regeneración social, "el embrión de una sociedad civil más responsable" y un fenómeno nuevo tras 30 años de democracia, como escribió el director del Diário Económico el 10 de febrero.

"En los últimos dos años asistimos a una mayor toma de posición por parte de la sociedad civil portuguesa, principalmente por iniciativa de grupos preocupados con el rumbo del país; es el caso de los empresarios", afirma Manuel Costa Pinto, investigador del Instituto de Ciencias Sociales y autor de varios estudios sobre el comportamiento de la sociedad portuguesa en democracia.

Manifiestos, congresos y foros de debate se suceden estos días en Portugal. Los temas de análisis van cambiando, pero todas las iniciativas tienen una preocupación común: hacer de Portugal un país más moderno.

Una de las iniciativas más comentadas ha sido el foro Compromiso Portugal, celebrado el 11 de febrero. Quinientos empresarios y gestores se reunieron para "repensar el país", identificar los obstáculos al desarrollo y presentar propuestas para superarlos. Sus palabras sorprendieron: "Restaurar la confianza", "aprender a dar más y a recibir menos", "proponer soluciones fuera de un marco político y partidario".

Los promotores del encuentro dijeron estar "hartos de diagnósticos y quejas", y se empeñaron en presentar propuestas "en nombre de una nueva generación".

Manuel Costa Pinto destaca que el régimen que dominó Portugal entre 1928 y 1974 controlaba estrictamente todos los aspectos de la vida social, política y económica. A todo esto se suma una situación geográfica periférica. Situado en un rincón, todos los grandes conflictos del siglo XX han pasado al margen del país. Resultado: la sociedad civil es débil y pasiva. O así era. "En los últimos 15 años, el asociacionismo se ha desarrollado como elemento importante de dinamización de la sociedad civil, en gran parte debido a la integración de Portugal en la Unión Europea", dice Costa Pinto. Pero no sólo los empresarios se movilizan. La semana anterior, un grupo de economistas envió al Parlamento un Manifiesto por las Cuentas Públicas. El grupo solicitaba a todos los partidos políticos un pacto para hacer reformas estructurales en la Administración pública y acabar con los enormes gastos públicos.

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También un grupo de ciudadanos llevó al Parlamento hace pocas semanas un documento firmado por 120.000 personas donde se pide la realización de un referéndum sobre el aborto, considerado un crimen en Portugal. Esos mismos días, los diputados recibieron el Manifiesto por la Educación, enviado por ciudadanos preocupados con los bajos niveles de formación en Portugal, el país de la UE ampliada con menos licenciados y con el más alto abandono escolar (un 50%). El grupo pedía más inversión en educación y una apuesta clara por la enseñanza.

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