El bazar europeo
"Para ojos inexpertos, estos componentes no hubieran despertado ninguna sospecha; son los mismos que se utilizan en la industria petroquímica o en el tratamiento de aguas residuales", señala el informe de la Policía malaisia al aludir al material incautado en el Mediterráneo rumbo a Libia.
El informe se basa en el testimonio del hombre de negocios srilankés Buhary Syed Abu Tahir, presunto jefe financiero de la red de contrabando y mano derecha del padre de la bomba atómica paquistaní, Abdul Qader Khan, cerebro del tráfico de tecnología nuclear.
El documento detalla una amplia y compleja red de intermediarios y empresas que se extienden por Alemania, Suiza, Reino Unido y Turquía. "Europa es el sitio ideal para conseguir los materiales necesarios", explica David Albright, ex inspector de la ONU y director del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional en Washington, "lo que resulta sorprendente es que consiguieran exportarlos".
"Es una investigación compleja que acaba de empezar. Los principales actores de esta trama han negado toda responsabilidad. Hay muchos niveles en la organización: los que estaban al corriente de todo, los que tenían sospechas y los que no sabían nada. Es difícil saber quién es quién", asegura un diplomático de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
De hecho, las autoridades de Kuala Lumpur han asegurado que el srilankés Tahir, a quien el presidente estadounidense George W. Bush citó recientemente en uno de sus discursos, acusándolo de blanquear el dinero del mercado negro nuclear, no ha sido acusado de ningún crimen y puede circular libremente.
Malasia ha enviado su informe a la OIEA para que adopte las acciones que considere pertinentes. El documento explica cómo Trípoli se puso en contacto en 1997 con el padre de la bomba atómica paquistaní para que le asesorase en materia de enriquecimiento de uranio. El programa tuvo cierto éxito puesto que, como ha reconocido recientemente la OIEA, Libia llegó a producir pequeñas cantidades de plutonio.
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