"En América Latina hoy se combina el crecimiento con el progreso social"

El economista boliviano Enrique García es presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF) desde diciembre de 1991 y fue reelegido para un tercer periodo hasta el año 2006. La CAF es un organismo multilateral de financiación con sede en Caracas y sus accionistas son 15 países latinoamericanos y España, que entró hace un año y medio, así como 18 instituciones financieras públicas y privadas de dichos países. Cada año, la CAF da préstamos por valor de unos 3.300 millones de dólares a la región. La gran diferencia entre la CAF y otros organismos de crédito como el Banco Mundial es que en este último unos pagan y otros reciben, mientras que en la CAF los que aportan también reciben préstamos, excepto España porque no lo necesita.

La CAF tiene un patrimonio de unos 2.500 millones de dólares, por lo que la mayor parte del dinero que necesita lo obtiene del mercado internacional a través de la emisión de bonos (65%) y papeles comerciales y otros instrumentos a corto plazo (25%). Los préstamos que otorga se destinan en un 75% a obras de infraestructura en América Latina.

García ha venido a España para lograr que las empresas medianas se interesen más en la región y, al mismo tiempo, dar a conocer a la CAF en España para beneficiarse del mercado del capital español, donde el organismo ya ha realizado emisiones de pagarés y otros instrumentos financieros a los inversores. La CAF tiene, según su presidente, un índice de impagos del 0,16% del total de créditos.

Pregunta. ¿Cuál su pronóstico para América Latina a corto plazo?

Respuesta. La previsión de crecimiento de la región para este año es muy buena, cercana al 4%. No obstante, aún quedan problemas que abordar para evitar que América Latina vuelva a pasar por los altibajos a los que lamentablemente estamos acostumbrados. En primer lugar, hay que cambiar la estructura de las exportaciones, ya que más del 50% son materias primas y sus precios son muy volátiles. En segundo lugar, la competitividad media de la región ocupa el puesto 68 sobre los 100 países de la lista que cada año elabora el Informe de Competitividad Mundial. Nos hacen falta más infraestructuras y desarrollar más nuestros mercados de capitales para ser más competitivos. En tercer lugar, tenemos que evitar la dependencia excesiva de la financiación exterior. El ahorro medio de la región es de 14 centavos por cada dólar que se obtiene; es muy bajo. Por último, es necesario avanzar en la creación de empleo y una distribución más justa de la riqueza. Las nuevas políticas deben tener en cuenta el crecimiento económico pero, al mismo tiempo, el desarrollo social. En los noventa nos equivocamos, pensamos que la macroeconomía lo iba a arreglar todo y no fue así.

P. ¿Cree que los Gobiernos de Lula en Brasil y Kirchner en Argentina representan ese cambio?

R. Creo que el efecto Lula, sobre todo, representa una nueva política, un replanteamiento de lo bueno y lo malo del pasado. Siendo Brasil la potencia económica que es, su influencia es clave en la región. Y creo que desde Brasilia ha arrancado una corriente en Latinoamérica que está desterrando el populismo fácil y que combina el crecimiento económico con el progreso social. Es un tipo de política equilibrada, responsable con sus compromisos y que no pierde de vista el aspecto humano.

P. ¿Cree que esta nueva política es la que impide un acuerdo de Argentina con sus acreedores de deuda, cuestión que a su vez enfrenta al país con el FMI...?

R. Es normal que en un proceso de negociación Argentina haya arrancado con una oferta que sabe a poco a los inversores y que éstos reclamen todo lo que puedan al Gobierno argentino para ver hasta dónde puede dar. Las negociaciones arrancan así. Pero soy muy optimista y estoy seguro de que las partes hallarán puntos de entendimiento. Es muy difícil esperar que los acreedores acepten cualquier cosa de punto de partida y, al mismo tiempo, es entendible que Argentina, después de la crisis que ha pasado, sea muy consciente de lo importante que es mantener un buen crecimiento económico que le permita pagar sus deudas en una situación más holgada. La CAF no es acreedor de Argentina porque, a pesar de que hemos acordado una línea de crédito de 150 millones de dólares, el desembolso aún está en proceso.

P. ¿Cómo cree que España, o más concretamente las empresas españolas, perciben estos últimos cambios en la región?

R. Creo que se abre un periodo de reconstrucción de las relaciones con España, donde las reglas del juego se clarifican y son aceptadas por ambas partes. La relación con España es clave para América Latina porque podemos aprender de su progreso y porque queremos que, a través de España, nuestros socios en la CAF tengan un puente abierto hacia otros países de la UE.

P. Bueno, pero por las dudas, la CAF tiene un seguro contra el riesgo político...

R. Sí, somos socios de una compañía de riesgo político para América Latina, junto a AIG, la aseguradora más importante de EE UU. El concepto es el de cubrir riesgos políticos a potenciales inversores, en especial a empresas que comienzan a desembarcar en América Latina, pequeñas y medianas sobre todo, porque las grandes ya conocen la región. El seguro, por ejemplo, cubre procesos de expropiación indebida, entre otras cosas. La CAF es accionista de la empresa, pero ésta se maneja independientemente y fija las primas en cada caso.

P. ¿Qué país tiene la prima más alta?

R. La pregunta del millón... pero no puedo responderla.