Sentencia innovadora
En virtud de la Ley sobre Parejas de Hecho aprobada en Navarra en 2000, una juez de esa comunidad ha concedido a una pareja de lesbianas la patria potestad compartida de dos niñas gemelas, hijas biológicas de una de ellas. Es una sentencia innovadora, que reaviva el debate sobre si los gays y lesbianas tienen derecho tanto a casarse como a adoptar niños, aunque hay que subrayar la reserva de que la ley navarrra en la que se fundamenta está recurrida ante el Tribunal Constitucional. Tras haber estudiado el caso, la magistrada ha estimado que lo mejor para las gemelas es vivir con su madre biológica y con su pareja, considerada madre adoptiva. La decisión, según argumenta la sentencia, se basa en el decisivo principio de la protección del menor.
Esta nueva familia no responde al modelo tradicional de familia, pues falta la figura del padre. La Iglesia católica censuró ayer esta sentencia por entender que "no respeta el derecho irrenunciable del niño a tener padre y madre", lo cual "dificulta el desarrollo de la personalidad". Hay juristas, filósofos y psicólogos, no necesariamente reaccionarios, que comparten estas posiciones. Y pueden tener razón en que para cualquier niño lo mejor sea efectivamente crecer al amparo de un padre y una madre. Pero lo óptimo puede estar muy lejos de lo real y su imposición como modelo puede cercenar derechos de adultos y de niños en vez de garantizarlos.
La convivencia desde la cuna con los modelos masculino y femenino es positiva, siempre y cuando esos modelos lo sean también de armonía en sus propias relaciones. Miles de niños españoles viven en hogares monoparentales, en muchos casos al cuidado de sus madres, sin la referencia cotidiana de la figura paterna. Las leyes españolas permiten la inseminación artificial de solteras y adoptar hijos a solteros y viudos de ambos sexos. En esas circunstancias, prohibir la adopción a parejas homosexuales podría ser una discriminación apriorística.
En nuestro mundo coexisten muchas formas de relación entre adultos -familias tradicionales, separados, parejas de hecho heterosexuales y homosexuales- y cabe asumir que los niños crecen bajo cualquiera de estas situaciones. ¿Es perjudicial para los niños vivir en un hogar homosexual? El fenómeno es nuevo y no hay muchos estudios al respecto. El presidente de la Sociedad Catalana de Pediatría, Josep Maria Mauri, afirmó ayer que algunos trabajos recientes muestran que "no existe ninguna diferencia en el desarrollo de un niño educado por una pareja gay o heterosexual". Los hijos necesitan "amor, cariño y dedicación", añadió. Si solteras, separadas y viudas pueden ser buenas madres y compensar la ausencia del referente masculino, ¿por qué no una pareja de lesbianas? Lo importante es, como señala la juez navarra, el bienestar del menor. Y lo razonable es resolver cada caso en su contexto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.