Política puritana
El puritanismo acompañó la formación como país de Estados Unidos, pero los más ultras entre sus dirigentes actuales se han lanzado a una cruzada que impone una agenda insoportable en la nación que se reclama adalid de las libertades
. Bastó hace unos días que la cantante Janet Jackson enseñara fugazmente un pecho con el pezón cubierto por una joya, durante el descanso de la retransmisión de la Super Bowl, para que se desatara un vendaval. La cadena CBS pidió todo tipo de perdones y los ultraconservadores han aprovechado para exigir la imposición de nuevas normas de censura.
Con ser grave este retroceso, aún lo es más el uso electoral de hechos que atañen a la vida privada de algunos candidatos, manipulación que alcanza sus cimas en campañas presidenciales. La acusación de infidelidad conyugal hace temblar a cualquiera en EE UU. Ross Perot acuñó en la campaña de 1992 el principio de que "el que engaña a su mujer puede engañar a su empresa" o al país. Gary Hart tuvo que retirarse en 1987 de la campaña para la preselección demócrata a la Casa Blanca cuando se probó una relación extramatrimonial que había negado. Las mismas huestes se lanzaron contra Clinton por su relación con la becaria Lewinsky.
Ahora, ante el peligro que supone para la reelección de Bush el demócrata John Kerry -le lleva nueve puntos de ventaja en los sondeos-, la maquinaria se ha puesto de nuevo en funcionamiento. La campaña empieza a ser sucia antes de haber comenzado oficialmente. Es una forma de hacer política que en Europa continental fue superada hace tiempo. No se puede considerar inmoral mentir sobre una relación que atañe a la vida privada de un político, mientras se considera aceptable mentir con el propósito último de desencadenar una guerra como la de Irak.
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