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Reportaje:

'Estudiantes Sin Fronteras'

Qué pasaría si en una clase un alumno iraquí y otro estadounidense de 16 años discutiesen sobre lo que ocurre en Irak? ¿Y si en una misma habitación conviviesen un palestino y un israelí? ¿Y si una chica croata compartiese pupitre con otra serbia? Probablemente, el resultado sería muy distinto a lo que ocurre en la política internacional. Los chicos tendrían la oportunidad de convivir y, gracias a este trato, dejarían atrás estereotipos y entenderían la realidad de sus compañeros mucho mejor.

Esto es lo que ocurre en los centros que Colegios del Mundo Unido tiene repartidos por diez países (Reino Unido, Italia, Canadá, Estados Unidos, Noruega, Hong Kong, Suazilandia, India y Venezuela). Esta institución internacional educativa no lucrativa imparte bachillerato internacional a alumnos de 88 nacionalidades. Cada curso participan en el programa 1.000 estudiantes -seleccionados y becados por sus propios países- durante dos años. Aparte de estudiar el bachillerato internacional, los alumnos participan en un programa de actividades culturales y sociales con el fin de fomentar el sentido de la responsabilidad y la solidaridad. De España participan una decena de jóvenes cada año. El programa empezó en los años sesenta. Actualmente, hay más de 20.000 personas que han estudiado bachillerato en alguno de los Colegios del Mundo Unido.

Colegios del Mundo fomenta la solidaridad con una red internacional de bachillerato abierta a estudiantes de 88 países

El español Sergio Rivas, 27 años y terapeuta ocupacional en una residencia de ancianos, es uno de ellos. Él estuvo en el colegio de Hong Kong desde 1993 a 1995. "Me enteré de casualidad del programa gracias al orientador de mi instituto, que me animó a que echase la solicitud". Sergio era ya en aquella época un chico con muchas inquietudes: participaba en una emisora de radio de su colegio y hacía actividades de voluntariado. Se asemejaba bastante al perfil de joven que la institución busca para participar en el programa: equilibrio entre la parte social y la parte académica. Cada año, el comité español recibe unas 400 solicitudes, de las cuales se seleccionan 10 alumnos. "No buscamos sólo expedientes académicos brillantes. Los criterios de selección son los méritos personales de los chicos: su madurez, compromiso social, interés y respeto por otras culturas, iniciativa y creatividad, capacidad para convivir y crear amistad con personas de todo el mundo...", cuenta la directora de la Fundación del comité español de los Colegios del Mundo Unido, Berta Fraguas.

Todos los estudiantes españoles estudian becados en estos colegios con una ayuda que asciende a 45.000 euros.

Sergio Rivas convivió esos dos años con alumnos somalíes, uruguayos, argentinos, canadienses... "Lo mejor de mi estancia allí fue descubrir que aunque cada uno de nosotros venía de países completamente diferentes, en el fondo todos compartíamos las mismas preocupaciones. Las diferencias culturales se salvan enseguida si hay voluntad".

También recuerda cómo en su colegio de Hong Kong se hacían reuniones para hablar de los conflictos internacionales que en ese momento había. "Participaban los alumnos de esos países, lo que nos permitía a los demás conocer de primera mano cómo pensaba un iraquí y cómo lo hacía un palestino. Eso hacía que te pusieras en su lugar, que empatizases con ellos. Había discusiones, pero nunca eran violentas", asegura.

La catalana Montse Charles-Harris, de 25 años, que actualmente está haciendo un doctorado en materiales y que estuvo en el Colegio del Mundo Unido en Italia de 1994 a 1996, insiste en este sentido: "Salí de allí cambiada. Con otra visión sobre mí misma y sobre la realidad. Y me di cuenta de que las cosas nunca eran blancas o negras, sino grises".

La selección de los docentes de los Colegios del Mundo Unido sigue los mismos criterios que la de los alumnos. Profesionales abiertos, emprendedores y dispuestos a hacer actividades de todo tipo. Así, el profesor que imparte Química puede ser también el monitor de esquí, y el de Literatura, el de teatro.

Aparte del extenso programa de actividades culturales, el otro gran eje son las acciones sociales que los alumnos han de cumplir para obtener el título. Montse Charles-Harris lo recuerda:"Yo estuve colaborando en un asilo de ancianos una tarde por semana. Otra compañera y yo jugábamos con los mayores y les hacíamos compañía". En este sentido, Sergio Rivas reconoce que toda su carrera profesional dedicada a los demás empezó en los Colegios del Mundo. "Porque este programa te sirve para abrirte la mente, para plantearte cosas nuevas. Cuando vuelves eres distinto".

La página web es www.colegiosmundo unido.es y las solicitudes deben presentarse antes del próximo 20 de marzo.

Una imagen de los alumnos de Colegios del Mundo en una representación en el centro de Canadá.
Una imagen de los alumnos de Colegios del Mundo en una representación en el centro de Canadá.

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