"Es un problema que el colegio vaya por un lado y los padres por otro"

Bernabé Tierno (Alberca de Záncara, Cuenca, 1940) es licenciado en Filosofía, Ciencias de la Educación y Psicología. Durante 10 años dirigió el colegio privado Cenit, de Madrid. Tierno, que investiga desde hace 35 años las causas del fracaso escolar y propone formas de desarrollar una enseñanza más eficaz, acaba de publicar, junto a la psicóloga Montserrat Giménez, Cómo entender y ayudar a tus hijos (Aguilar). El libro, que se divide en cuatro volúmenes, está dirigido a la educación de niños de entre 3 y 12 años.

Pregunta. ¿Qué objetivos ha buscado con esta obra?

Respuesta. Con este libro busco algo que creo que faltaba: encontrar ese lenguaje común, cercano y con base científica en el que coincidan padres, profesores y educadores. He buscado que los padres se formen a sí mismos como educadores y que los profesores aprendan a interrelacionarse con los padres. Un gran problema es que el colegio vaya por un lado y los padres por otro. Son cuatro volúmenes y son ocho años. ¿Por qué? Cada etapa hay que completarla. Aquí está la clave de todas las preguntas educativas adecuadas a cada edad de los niños.

"Hay que hacer ver a los niños que su trabajo consiste en estudiar"

"Entre los 8 y los 10 años conviene asentar una relación de confianza"

P. El libro se queda al borde de la adolescencia, la época conflictiva por excelencia. ¿Por qué?

R. Había que hacer un primer bloque que llenara desde el momento en que el niño va a la escuela hasta que se inicia la adolescencia, entre los 12 y 13 años. Hablamos de una etapa clave porque el niño sale de su casa, va al colegio, aprende a leer, a escribir, a hacer amigos, a desarrollar las primeras habilidades, a hacerse respetar y a que le respeten... La etapa adolescente espero hacerla el próximo año. Con lo que decimos en este libro sentamos las bases para que los padres sean buenos educadores y no tengan que aprender muchas más cosas sobre cómo se educa a un adolescente. Lo que han aprendido con el hijo de 8 años lo trasladan al hijo adolescente. Es como cuando un edificio está hecho: sólo faltan los remates.

P. Dedica al periodo comprendido entre los 3 y 6 años la primera parte de su obra.

R. Es un momento en que el niño hace cosas por sí mismo. El niño dice "yo solo, yo solo" e intenta hacer algo. Hay que dejar que se equivoque. Mis hijos comieron solos muy pronto. Al principio, mi hijo Jesús no atinaba con la boca. Traté de enseñarles cuanto antes las cosas sin forzarles. Todo lo que aprenda un niño a esas edades es determinante: que imiten al padre, que vean cómo su padre se ducha o se lava. Al niño le encanta imitar a sus padres.

P. Entre los 6 y los 8 años se produce una época de transición.

R. A esas edades a los niños les fastidia coger a sus padres en una mentira. No admiten la mentira. Para ellos, sus padres son sus dioses. El niño aprende a tener una pequeña disciplina. Le encantan las cosas que son difíciles. El niño se empieza a dar cuenta de que vale, de que sirve, de que es Pepe o Carlos, de que su padre lo valora o no o de que los amigos le quieren o no.

P. Entre los 8 y los 10 años conviene asentar una relación de confianza que será una buena base para la adolescencia.

R. Es una etapa de consistencia que necesita el respaldo de saber que tú, ante lo que no te gusta, tienes fuerza de voluntad para llevarlo adelante. Hay que ayudarles a hacer un programa y a que sepan que no pasa nada porque tengan fallos. Los padres ya no son los más listos ni la gran maravilla del mundo. Pero siguen siendo maravillosos porque los niños se dan cuenta de que a una persona no sólo se la valora por ser muy lista, sino también porque es simpática o porque sabe hacer amigos.

P. Y, finalmente, la cuarta parte del libro aborda la preadolescencia.

R. Los padres educadores tienen que haberle dejado muy claro al hijo que ellos tienen defectos, que le respetan, que le quieren incondicionalmente, que confían en él y que logrará las cosas que se proponga. Los padres le dirán que ellos también suspendieron, que un profesor la tomó con ellos, pero darán por seguro que él va a conseguir sus objetivos. Los padres crean ese imán para que luego el adolescente recuerde que ha tenido unos padres comprensivos y que no se meten en su vida, pero que los tiene a mano para que le ayuden. Hace falta también desgajarse de los padres, porque si no se hace esto, la personalidad no cristaliza.

P. ¿Cuáles son las causas del fracaso escolar?

R. El fracaso escolar depende del tiempo que dediquemos a los hijos, de que el niño vea que sus padres leen, de que los padres hablen con los profesores... Es el momento de decirle al hijo: "Si a ti no te gusta estudiar, a mí tampoco me gusta trabajar. Pero tu trabajo es estudiar". Hay que educar a los hijos en la voluntad y el espíritu de superación.