Platos creativos en busca de su esencia
NEO, la apuesta del joven Iván Sánchez en Madrid por una cocina ligera
Iván Sánchez, joven cocinero madrileño, es un profesional perfeccionista, reflexivo y bien preparado que elabora platos a la última. De sus manos salen recetas imaginativas, equilibradas y armoniosas que revelan un control riguroso de los puntos de cocción y una irrenunciable voluntad dietética. Cocina típica de autor que de la ligereza hace bandera y de la moderación una norma de conducta.
Cumplidos 31 años y después de haber pasado por varios restaurantes de relumbre (El Bulli, Martín Berasategui, Celler de Can Roca, El Amparo), Sánchez parece apuntar bastante alto. Si hasta ahora no ha llegado más lejos es por esa falta de confianza que afecta a muchos cocineros emergentes que se esfuerzan en preparar platos creativos sin desarrollar lo que llevan dentro. Copian y hacen montajes vistosos que no son otra cosa que refritos, mientras dan la espalda a una fuente de inspiración tan fundamental como las recetas tradicionales españolas.
NEO
Quintana, 30. Madrid. Teléfono 915 40 04 98. Precio aproximado por persona, entre 45 y 50 euros. Menú especial, 30. Menú degustación, 36. Anchoas y pan con tomate, 14,30. Raya asada con guiso de crestas y mollejas, 15. Pichón asado al carbón, 23,40. Piña colada en plato, 5 euros.
Pan ... 6
Café ... 8
Bodega ... 6
Ambiente ... 8
Servicio ... 7
Aseos ... 7,5
Comida contemporánea
La cocina de Neo, restaurante minimalista dotado de grandes espejos, luces de fibra óptica y frontales transparentes, resulta tan fría y aséptica como el marco que lo acoge. La componen un repertorio de platos sabrosos pero no entusiasmantes, originales pero faltos de alma. Para los habituados a la comida contemporánea, nada nuevo. Se trata de fórmulas que necesitan un soplo de frescura para no resultar aburridas. De entrada, algunas sugerencias interesantes: jamón ibérico o anchoas con pan con tomate, y tarrina de foie-gras Pedro Ximénez.
Para continuar, platos corrientes o de riesgo medio que, según los casos, suscitan aplausos o reparos. Son delicadas las verduritas a la plancha; muy airosa la ensalada de brie con hojas verdes; suculenta la raya asada con crestas y mollejas guisadas, y mediocres las fabes con cigalas y carrilleras, seriamente perjudicadas por el estado de las propias legumbres, duras y con hollejo. En el arroz negro con calamar, de gusto incisivo, desentona el alioli de limón. Y en el bacalao con sus propios callos, que ratifica los conocimientos técnicos de Sánchez para tratar los pescados, no pinta nada la salsa de naranja.
Está bien el rape asado sobre falso arroz, y deja indiferente el solomillo ibérico, plato en el que prima la estética sobre la conjunción de sabores. Todo lo contrario que el pichón asado al carbón con orejones, muy conseguido.
MENÚS, POSTRES Y BODEGA
EN ALGUNOS ASPECTOS importantes se aprecia que la gestión de este nuevo restaurante corre a cargo de profesionales serios, como Ricardo Sanz, del prestigioso Kabuki. No sólo el servicio mantiene el tipo con discreta elegancia, sino que se cuidan mucho determinados detalles. Los aperitivos están bien, el pan es correcto y el café espléndido. Una de las maneras más acertadas de plantear cualquier almuerzo es recurrir a alguno de los menús degustación. El especial (30 euros), de precio bien sensato para lo que se ofrece, contiene una tapita de aperitivo y dos entrantes serios, además de un plato de pescado y otro de carne. Y como colofón, un postre y pastelitos. El Neo (36 euros), menú degustación largo y estrecho, está concebido para disfrutar sin prisas. Incluye tres entrantes (ensalada de cigalas y boletos, arroz negro, canelones de pato), a los que se suman una merluza a la trufa y solomillo ibérico, además de dos postres. El capítulo goloso, que no es lo más brillante de la casa, tampoco desentona. Si la versión golosa que Sánchez hace de la piña colada es chispeante, la espuma de crema catalana, con regusto a arroz con leche, queda insulsa. Lo mismo que el yogur al amaretto, de sabor discutible.
Para beber, una selección de vinos que no es rutilante, pero contiene marcas de relieve. Incluye botellas de distintas denominaciones de origen a precios relativamente contenidos. En los vinos de crianza y reserva no se indica la fecha de la añada, olvido imperdonable.
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