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Entrevista:PÍO LEIVA | Cantante cubano

"Ahora me gusta cantar, pero antes lo hacía por placer"

Maribel Marín Yarza

Pío Leiva (Morón, Cuba, 1917), el renombrado cantante montunero, es un nostálgico sin remedio, un caballero de otra época que daría cualquier cosa, entregaría incluso sus éxitos sobre los escenarios, por volver a plantarse bajo una ventana para cantarle una serenata a una mujer. "A mí me gusta cantar ahora, pero es que yo antes cantaba por placer", reconocía ayer en Lasarte, horas antes de actuar en el concierto de homenaje a Compay Segundo en el Kursaal de San Sebastián. "Era tambien muy feliz cantando con mis amigos, pero la vez que uno entra ya en negocios, uno ya no puede atender a los amigos. Imagínese que cada vez que me iba para La Habana regresaba, porque me recordaba de los amigos que en la esquina nos poníamos a hablar... Porque como yo nunca tuve nada..."

"Me jubilé en el 78, pero desde entonces es cuando más he viajado y actuado"

A lo largo de su carrera, se ha hartado de hacer entrevistas. Por eso, se ha aprendido un discurso básico que, le pregunten lo que le pregunten, suele comenzar así: "Me llamo Pío Leiva. Nací el 5 de mayo en 1917 en Morón, antes provincia de Camagüey, en la calle Narciso Gómez". Se molesta si se le corta para decirle que no necesita carta de presentación, que se le conoce como figura clave de la época dorada de la música cubana, por haber trabajado junto a artistas como Compay Segundo, Benny Moré o Bebo Valdés, y por haber vivido con algunos de ellos una resurrección internacional en la madurez.

La culpa, de Ry Cooder y Wim Wenders por su disco y película Buena Vista Social-Club y de Fernando Trueba por Calle 54. "Yo me jubilé en el 78, pero desde entonces es desde cuando más he viajado y actuado", dice mientras busca el asentimiento de su hija mayor, presente en la entrevista.

El médico le ha prohibido fumar, pero Leiva sostiene con su mano derecha un puro encendido y agarra con la otra el de reserva. "Me prohibió fumar, pero no me habló de tabaco", se defiende. ¿Es uno de los secretos de la longevidad de los músicos de su generación? Responde lanzándose a cantar, y no es la primera vez: "Fumar es un placer genial, sensual,..."

Leiva cumple con todos los tópicos de los cantantes caribeños. Es amable, tiene sentido del humor, vive a un ritmo muy tranquilo -"esta noche cantaré lo que se me antoje. Improviso lo que me sale del corazón"-, y le gustan, además del tabaco, las mujeres.

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Por eso, mira constantemente atrás, "cuando los cortejos tenían otros tempos". ¿Cómo ve la música de hoy? "Muy buena, pero el problema es que a mí me gusta mucho la música que tenga letras románticas, porque ahora la música es muy viva. Y esas canciones de Agustín Lara, de Rafael Hernández,... Eso era vida". Sólo ve una cosa medio buena: "Hay más calidad en los aparatos, pero yo canto sin micrófono, a pecho limpio".

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