Los enfermos del amianto
Los ex trabajadores de Uralita reclaman a la fábrica el aumento de sus pensiones
La mezcla del cemento y del amianto, mineral grisáceo y fibroso, se utilizó desde 1939 para fabricar fibrocemento en la factoría de Uralita de Sevilla. Desde la fábrica, situada en la carretera de Cádiz, salían toneladas de este material con propiedades aislantes que se utilizaba para combatir el frío en los vagones de los trenes, revestir los campos de fútbol sala o reforzar los trajes de los bomberos. La factoría, que dejó de utilizar amianto para fabricar fibrocemento en 1998, ha dejado por el camino a cientos de enfermos crónicos.
Hoy se celebra el juicio de la primera viuda de un trabajador, Antonia Márquez, de 71 años, que reclama un aumento de su pensión de viudedad a Uralita. Antonia Márquez perdió a su marido, enfermo de cáncer, en 2001 y, al igual que todos los afectados actualmente enfermos, echa la culpa de la muerte de su marido a las escasas medidas de seguridad que había en Uralita. La mayoría de los afectados, que se reúnen en la Asociación de Víctimas del Amianto (AVIDA) situada en la localidad sevillana de Dos Hermanas, han perdido a familiares que trabajaban en Uralita por enfermedades pulmonares.
Miguel Alonso es uno de los trabajadores de la fábrica que ha ganado el primer juicio de los 20 que se han emprendido desde AVIDA. Un juzgado de lo social de la capital andaluza dictó la semana pasada una sentencia que reconocía que Uralita no cumplió en su momento con la normativa de seguridad para proteger a los trabajadores de posibles enfermedades derivadas del contacto con el mineral. Ahora, la empresa tendrá que aumentar a Miguel Alonso y a Cristóbal Ruiz un 40 % la pensión que recibían por incapacidad al sufrir asbestosis, una enfermedad pulmonar. "Uralita me hizo cuando entré a trabajar un reconocimiento médico para ver que estaba sano, por eso estuve trabajando desde 1970 hasta 1998. Me fui enfermo de ella", comenta Miguel Alonso. El hombre comenzó a notar síntomas de la enfermedad en 1970, cinco años después de entrar en Uralita. "Empecé teniendo resfriados y me quedaba sin voz. Mi padre que también trabajaba en la fábrica murió con 53 años de un cáncer de pulmón. Llevamos su caso a juicio y nos estrellamos porque no sabíamos por dónde ir. Ahora estoy contento". Miguel y Cristóbal , el otro afectado que ha ganado el juicio, estuvieron trabajando más de 25 años con el contacto directo con el amianto . "No teníamos conciencia de que el material era dañino pero ahora sí, hasta una de las camareras del comedor que nunca piso las naves está enferma". Los afectados comentan con sorna que los niveles que se permitían de amianto en las fábricas en 1939 eran de 175 partículas por centímetro cúbico y en 1982 de 2 partículas por centímetro cúbico. Ahora, en 2004, esperan un poco de justicia.
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