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Reportaje:

Bush empieza a ser vulnerable

El desempleo, Irak y Kerry, que anoche ganó el 'caucus' del Estado de Washington, amenazan la reelección del presidente

Por primera vez desde que George W. Bush llegó a la Casa Blanca, el índice de valoración de su labor como presidente ha descendido por debajo del 50%. Su capital político acumulado en otoño, basado en el crecimiento económico y en la captura de Sadam Husein, sufre el desgaste de una anémica creación de empleo -además del monstruoso déficit acumulado- y haber hecho una guerra sin que los servicios de espionaje consideraran que había una amenaza urgente.

Para completar la lista de complicaciones, hay -a diferencia de lo que ocurría hace menos de un mes- una alternativa clara entre los demócratas, la del senador John F. Kerry, que anoche se impuso en el caucus del Estado de Washington y que, según las encuestas, ganaría a Bush si las elecciones se celebraran hoy. Pero ése es el problema para los demócratas: que las elecciones no se celebran en febrero, sino dentro de 268 días, suficiente como para tomar los sondeos con distancia. Las cosas pueden cambiar mucho, pero lo importante es que existe un escenario muy distinto al de hace unos meses, cuando la Casa Banca tenía el viento de popa y el panorama de la oposición era desolador.

Kerry obtendría hoy un 53% de los votos. En enero, Bush tenía 12 puntos de ventaja
"El hijo, como el padre: ¡un solo mandato!", es el lema de los demócratas
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Ahora, la situación es fluida y Kerry, que hace un mes estaba en la irrelevancia, se atreve a lanzar el grito que da escalofríos a los republicanos: "El hijo, como el padre: ¡un solo mandato!".

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El último sondeo Gallup indica que si las elecciones se celebraran ahora, Kerry obtendría un 53% de los votos frente al 46% de Bush. En el anterior sondeo, entre el 9 y el 11 de enero, Bush tenía 12 puntos de ventaja sobre Kerry. La encuesta añade que un 61% de los estadounidenses tienen una imagen favorable de Kerry, frente a un 52% de Bush. Y en la aprobación de su trabajo como presidente, las respuestas positivas descienden al 49% por primera vez desde que está en la Casa Blanca. Otra encuesta, de la revista Newsweek, es similar, sitúa la aprobación de Bush en el mismo 49%.

¿Hasta qué punto son útiles estos sondeos para las elecciones de noviembre? "Los sondeos valen, sobre todo cuando coinciden. Dan una imagen del paisaje", dice Roberto Suro, uno de los directivos del prestigioso centro demoscópico Pew. "Pero no sabemos qué ocurrirá dentro de dos meses o de cuatro". El ejemplo más claro es el de Bush padre: "En 1991 tenía más del 90% de popularidad; un año después, estaba aún muy por encima de Clinton, y en noviembre perdió las elecciones".

¿Ocurrirá ahora lo mismo? "Es pronto para decirlo", coincide Clifford Kupchan, un demócrata moderado que tuvo responsabilidades con Clinton y que ahora es vicepresidente del Nixon Center. "Pero Bush está mucho más débil que hace un mes, por la economía e Irak. Está en fase de hundimiento, y además, ya no tiene enfrente la posibilidad de [Howard] Dean, sino la de Kerry". Es difícil pronosticar, en opinión de Kupchan, si esto se mantendrá, porque cuando el foco esté sobre Kerry, su historial y su personalidad quizá no entusiasmen. Aunque Kupchan conoce a muchos republicanos seriamente preocupados, él no se deja llevar por el optimismo de los sondeos y habla de que "Kerry tiene un 40% de posibilidades de ganar en noviembre y Bush, un 60%. ¡No está mal, porque yo creo que hace un mes estaban en el 20%-80%!".

Bush tuvo su último gran momento entre el día de Acción de Gracias, cuando visitó por sorpresa a las tropas, y Navidad, tras la captura de Sadam Hussein. Los estadounidenses, inquietos por los muertos de la posguerra y el gasto de la ocupación, vieron que recuperaba el timón. Además, el crecimiento económico del tercer trimestre fue explosivo, del 8,2%. Y los estrategas de la Casa Blanca se frotaban las manos, porque los sondeos indicaban que Dean iba a ser el candidato demócrata y le veían como pan comido para Bush debido a su perfil muy liberal.

Pero todo ha cambiado. En la euforia tras la captura de Sadam, dos terceras partes de los estadounidenses pensaban que la guerra había merecido la pena; en el último sondeo Gallup, sólo el 46% cree que el presidente maneja bien la situación en Irak. Ahora, además, Bush debe soportar la erosión de los testimonios del ex inspector David Kay sobre las armas. El superávit de Clinton se ha volatilizado y en su lugar hay -debido, en parte, a los recortes fiscales y a los gastos de las guerras- una previsión de déficit para 2005 de 500.000 millones de dólares. Ha caído el poder adquisitivo de los trabajadores de la zona media y baja de ingresos y ha crecido el del 25% de la parte alta. Y la recuperación casi no se nota en el mercado laboral; la crisis ha costado 2,4 millones de puestos de trabajo. Bush puede ser el primer presidente desde Herbert Hoover (1929-1933) que acaba su primer mandato sin crear empleo.

A pesar de lo que Paul Krugman llama "los esfuerzos para reescribir la historia" en la política exterior y fiscal, la tarea es complicada. Por eso Bush se lanza al contraataque: el presidente inicia su campaña no oficial en el veterano programa de televisión Meet the Press, de la NBC, donde será entrevistado por Tim Russert.

En opinión de Emilio Viano, de la American University, el presidente no lo va a tener fácil con Kerry enfrente, pero tampoco las cosas están tan mal para Bush: "Kerry tiene la credibilidad de un héroe de Vietnam y la experiencia de Washington. En la economía, es verdad que no se ve el empleo, pero otros muchos indicadores van hacia arriba. Y la investigación sobre las armas no necesariamente le será perjudicial. Puede neutralizar las aristas. La incógnita más grande es la de Irak". En resumen, "la situación del presidente es positiva, pero no invulnerable".

Kerry ofrecerá una sólida imagen en seguridad, política exterior e Irak, por su historial, pero también porque votó a favor de la guerra, aunque critica a Bush por "romper sus promesas sobre la coalición internacional, la ONU y la guerra como último recurso". Como señala el conservador Charles Krauthammer en The Washington Post, Bush ha derrochado en Irak lo que logró con el 11-S y Afganistán y las cualidades militares -que Kerry tiene y de las que Bush carece- van a ser un factor determinante: "El gran beneficiario político del 11-S va a ser Kerry".

Pero Kupchan cree que "aún hay muchos con el recuerdo del 11-S" y que eso favorece a Bush. Y si hay un miedo residual -que puede reactivarse con un nuevo atentado-. Viano piensa que "es positivo para Bush, porque definió su presidencia con el 11-S, y cuando la gente tiene miedo, desarrolla una gratitud inmensa a los que se presentan como sus protectores". Las posibilidades de manipulación son amplias: "Sí, creo que a veces se manipulan los niveles de alerta, las amenazas, para que se mantengan estos lazos de dependencia entre la gente y el presidente".

Es pronto para que Bush pierda el sueño acordándose de lo que le pasó a su padre, pero, en palabras de Clifford Kupchan, "la elección está abierta. Es una auténtica competición".

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